BERLÍN. En vísperas del Día Mundial de la Hepatitis, que se celebra el 28 de julio, la agencia, con sede en Estocolmo, estimó que 4,7 millones de europeos viven con hepatitis B crónica y 3,9 millones con hepatitis C crónica, aunque gran parte de ellos no son conscientes de su infección porque no han sido diagnosticados.

Extender las pruebas permitiría tratar a los infectados y reducir el riesgo de transmisión, subrayó el centro en un comunicado, en el que recordó que la hepatitis viral es una "enfermedad silenciosa" que a menudo no presenta síntomas y que, crónica y sin tratamiento, puede derivar en cirrosis o cáncer de hígado.

"Se necesitan grandes esfuerzos para reducir tanto el sufrimiento como los costes derivados de la hepatitis en Europa", subrayó en un comunicado el comisario europeo de Salud y Seguridad Alimentaria, Vytenis Andriukaitis.

Según explicó, la Comisión Europea está comprometida a ayudar a los Estados miembros de la UE a acabar con el VIH-Sida y la tuberculosis y reducir la hepatitis viral para 2030, lo que exige ampliar a gran escala los programas de diagnóstico y prevención y combinar instrumentos sanitarios, sociales y educativos.

"Existen fármacos muy eficaces para tratar a las personas infectadas con hepatitis B y C, pero el principal cuello de botella que vemos en Europa es la detección de los casos: demasiadas infecciones con hepatitis viral permanecen sin diagnosticar", afirmó el director del ECDC, Andrea Ammon.

Según las estimaciones de la agencia, la prevalencia de la hepatitis B en la Unión Europea y en los tres países que completan el Espacio Económico Europeo -Noruega, Suiza y Liechtenstein- ronda el 0,9 %, mientras que en el caso de la hepatitis C se sitúa en torno al 1,1 %, aunque las cifras reales pueden ser más elevadas.

En el año 2015 se reportaron en el área analizada cerca de 60.000 nuevos casos de ambas hepatitis y, aunque aumentan las personas diagnosticadas por el incremento de las pruebas de detección, el centro alertó de que hay grandes diferencias de unos países a otros.

La tasa de notificaciones graves de hepatitis B ha descendido en los últimos años, especialmente entre los jóvenes, lo que posiblemente refleja el impacto positivo de los programas de vacunación, según el ECDC.

Pero esa tasa no es representativa de la incidencia de una enfermedad que, reiteró la agencia, puede ser asintomática durante muchos años.