NUEVA YORK. Blazer hizo que con sus confesiones de actos corruptos provocasen un escándalo global que provocó la caída del expresidente del mayor organismo del fútbol mundial, la FIFA, el suizo Joseph Blatter.
La muerte de Blazer fue anunciada el miércoles por sus abogados Eric Corngold y Mary Mulligan desde sus oficinas en Nueva York, donde Blazer tenía su residencia.
En un comunicado, el equipo jurídico de Blazer expresó que "su mala conducta, por la cual tomó plena responsabilidad, no debería empañar el impacto positivo que Chuck tuvo internacionalmente en el deporte del fútbol".
Especialmente en todo lo relacionado con el desarrollo económico de la organización de la Concacaf y en el nacimiento de la actual Liga Profesional de Fútbol de Estados Unidos (MLS) para la que consiguió contratos millonarios de televisión.
Algo que sus abogados en el comunicado oficial para dar a conocer su fallecimiento recuerdan al destaca que "gracias a su dirección y liderazgo, la CONCACAF se transformó de ser una organización empobrecida por las deudas a ser rentable con ganancias millonarias".
Desde noviembre del 2013, cuando Blazer, durante una audiencia en que Blazer se declaró culpable de cargos federales, el exdirigente reveló de manera pública que padecía cáncer de recto, diabetes e insuficiencia coronaria.
Sin embargo, la figura de Blazer, una persona de gran simpatía, encanto y agudeza, que transcendió a través del mundo del fútbol, fue el verlo con un loro que solía llevar al hombro y con el que se presentaba en público.
Destacó aun más cuando suscribía los acuerdos desde una oficina y un apartamento que poseía en la Torre Trump de Nueva York y por la que pagaba grandes sumas de dinero.
Se desempeñó como secretario general de la CONCACAF, el segundo cargo más importante del organismo, de 1990 a 2011. Fue también miembro del consejo ejecutivo de la FIFA de 1997 a 2013.
La incriminación del propio Blazer hizo que el resto del estamento y directivos del fútbol estadounidense no fuese nunca salpicado por el escándalo de corrupción que se descubrió dentro de la organización de la CONCACAF, organización que tiene su sede en territorio estadounidense.
Un asunto que llegó hasta un subcomité del Congreso de Estados Unidos, donde fue llamado a declarar de forma voluntaria el actual presidente de la Federación de Fútbol de Estados Unidos, Sunil Gulati, pero nunca se presentó, y por el contrario siempre ha mantenido un perfil bajo en todo el proceso de investigación que todavía sigue abierto.
La magnitud de la corrupción en la que manejó siempre Blazer su gestión es considerada por los críticos como un mal que pudo generar ganancias millonarias, pero que no fue la base que el deporte del fútbol necesitaba para crecer y desarrollarse dentro de la Concacaf con una proyección de limpieza y exenta de toda duda o sospecha.
Además también se piensa que lo descubierto hasta ahora con la corrupción dentro del fútbol debido a las declaraciones de Blazer ha quedado de alguna manera circunscrito al área de Estados Unidos, ya que fue un informante del FIB, pero todo indica que lo aparecido no es más que la punta de un iceberg, como es la corrupción dentro del deporte profesional.