vitoria - Se sienten cómodos unos y otros, y la coexistencia entre locales y foráneos que visitan la geografía vasca está lejos del debate aireado en la esfera política sobre determinados destinos turísticos y su nivel de congestión. Al menos, esa es la conclusión del estudio -el primero de estas características- presentado ayer en el que se analiza la capacidad de carga de Euskadi en materia de turismo y ofrece también algunas líneas de actuación para acercarse y alcanzar la sostenibilidad también en este sector, cada vez más influyente en la economía vasca con el 6% de la riqueza generada en la CAV.

Las conclusiones del informe son varias: por ejemplo, que la sociedad vasca es consciente plenamente del momento dulce que atraviesa la industria turística y que, pese a las voces que hablan de turistificación, “los vascos no lo ven con preocupación porque en ningún caso perciben que estemos en niveles de saturación turística que preocupan en otras latitudes”, resumía el consejero de Turismo, Consumo y Comercio, Alfredo Retortillo. La idea fue avalada por las autoras principales del documento, Asunción Fernández-Villarán y Nagore Espinosa.

Tal y como ilustraba esta última, en ninguno de los seis destinos analizados (Bilbao, Gernika-Lumo, Gasteiz, Laguardia, Donostia y Zarautz) se percibe que haya saturación, sino que a los residentes tampoco “les molesta. Ninguna está cerca de ningún tipo de saturación” insistía, al tiempo que reconocía la existencia de margen de mejora para poder responder a la demanda de visitantes y adecuarla a la oferta de recursos.

El consejero Retortillo se sumaba a esa percepción y expresaba, en este sentido, que Euskadi “tiene mucho margen aún de crecimiento turístico”. No obstante, puntualizó que ese desarrollo del sector debería realizarse de forma equilibrada territorialmente, apostando por la protección del patrimonio cultural y natural, por la desestacionalización y por la contribución de la industria turística a las economías locales hasta el punto de lograr “la implicación” del visitante (ya sea turista o excursionista) en su punto de destino.

El estudio -que ha empleado el sistema GISflow que permite cruzar distintos datos y perfiles para obtener datos incluso a nivel de calle, por ejemplo- establece patrones de movimiento de los visitantes para determinar sus hábitos durante la estancia en uno u otro destino.

En Gasteiz, es el 38% de sus visitantes quienes se desplazan a otros puntos, especialmente Bilbao, Laguardia o el embalse de Ullibarri; y lo hacen permaneciendo fuera de la capital alavesa unas 8 horas. Dentro de la ciudad, un 59% visita la Almendra histórica. El anillo verde apenas llama a un 8,3% de las personas visitantes.

En Bilbao, un 35% de los visitantes salen de la capital para ir al Puente Bizkaia, San Juan de Gaztelugatxe, Urdaibai y Donostia, aunque también se encaminan hacia Cantabria. Para ello emplean una media de 7 horas. Dentro del botxo, detallaba Espinosa, se dedican principalmente a moverse por el Casco Viejo (46%), entrar al Guggenheim (30%) y la zona comercial (un 29%).

En el caso de Donostia, un 28,7% de los visitantes abandona la ciudad para dirigirse a localidades como Zarautz, Getaria, Donibane Lohizune, Biarritz y Hondarribia, desplazamientos en los que invierten una media de cuatro horas porque regresa a Donostia a comer. Dentro de la ciudad, se acerca a la Parte Vieja un 57% y otro 53% lo hace a la zona de comercios: calles San Marcial, Loiola, San Martín o Urbieta. Y el monte Igeldo solo se lleva un 14%.

80

Los vascos son los viajeros que más gastan en sus vacaciones, 80 euros diarios, frente a la media estatal de 62 euros por persona y día. Así lo refleja la Encuesta de Turismo de Residentes relativa al primer trimestre de este año que elabora el INE. Durante ese periodo, la CAV contabilizó 1,1 millones de viajeros, que hicieron 2,7 millones de pernoctaciones, con lo que se convirtió en la cuarta comunidad receptora, por detrás de Madrid, Canarias y Baleares.