Donostia - El fiscal expresó ayer su creencia que ha quedado acreditado “hasta un punto que raya la certeza” que Julen Serrano, el niño de 13 años que apareció muerto en una vivienda de Donostia en 2011 lo mató su padre, Luis Serrano, opinión compartida por la acusación particular, que opina que las tesis de la defensa se han “debilitado” durante el juicio. El letrado defensor, Miguel Castells, dijo ayer, por el contrario, que se han abierto “infinitas” posibilidades sobre la causa del fallecimiento del menor y que todas ellas apuntan a la “autolesión”, ya sea el suicidio o la muerte accidental, por lo que ha ampliado el número de hipótesis sobre las que había planteado inicialmente.
Las partes presentaron ayer sus informes en la última sesión de la vista oral de este caso, celebrada en la Audiencia de Gipuzkoa, donde el próximo lunes el tribunal del jurado recibirá el objeto del veredicto para determinar si Julen Serrano, que se enfrenta a peticiones de 18 y 20 años de cárcel, es o no el autor de la muerte de su hijo.
Para el fiscal, Jorge Bermúdez, y la acusación particular, que ejerce el abogado Iñigo Iruin en nombre de la madre de la víctima, el imputado mató al adolescente al clavarle un cuchillo en el pecho, con el fin de ocasionar un daño a su mujer, que había decidido no dar “marcha atrás” en una ruptura que él no deseaba, lo que le producía “frustración e ira”, según palabras del primero. “Quiere que la madre sufra. No es nada extraño en este país. De hecho hemos acuñado una categoría para ello: niños víctimas de violencia de género”, subrayó Bermúdez. Las acusaciones destacaron que las personas del entorno de Julen que han testificado han afirmado que era un chaval “alegre” y “feliz”, al que la separación de sus padres no le había afectado tanto como para llegar al “cataclismo emocional” y con ello al suicidio, una causa de la muerte que han rechazado de plano y posible para algunos forenses.
Descartaron igualmente la de la muerte accidental que también barajan otros peritos, ya que consideran imposible, frente a lo que ha sostenido la defensa, que Julen se clavara el cuchillo cuando intentaba forzar una hucha subido en una banqueta en el que había sido el dormitorio de sus padres, tesis que también es inviable para el forense Paco Etxeberria, que declaró a instancias de Iruin.
Castells vio factible que durante el accidente la hucha saliera despedida al interior de un armario, donde fue encontrada, algo que no consideran plausible las acusaciones, quienes ayer dieron a una bolsa de chucherías que apareció en la escena del suceso una relevancia que no le habían concedido hasta ahora.
“Es una prueba que hemos tenido delante de las narices todo el tiempo, estaba allí manchada de sangre”, afirmó el fiscal sobre esta bolsa de “chuches” que se halló en la escena del suceso, sobre la que Iruin señaló que fue “el último objeto que tocó Julen” y que se le cayó de la mano cuando recibió la cuchillada. - Efe