DONOSTIA. Estas huchas son de gran relevancia en el juicio con jurado que se sigue en la Audiencia de Gipuzkoa contra el padre de Julen por un delito de asesinato, ya que la defensa sugiere que la muerte del niño se produjo de forma accidental, mientras el menor intentaba abrir una hucha con forma de casco con un cuchillo que, al patinar sobre la tapa, se le habría clavado sorpresivamente en el pecho.
Los forenses del caso se inclinaron la semana pasada por esta hipótesis como la más factible de las que les fueron planteadas (suicidio, asesinado o accidente), si bien el prestigioso antropólogo forense Francisco Etxeberria la descartó por "inverosímil" y optó por la hipótesis homicida como la más probable, teniendo en cuenta además que, según dijo, en el lugar de los hechos no fue encontrada hucha alguna.
En la décima jornada de la vista, celebrada hoy en la Sección Primera de la Audiencia, han declarado varios miembros de la Unidad de Policía Científica de la Ertzaintza que participaron en la inspección ocular del domicilio del barrio donostiarra del Antiguo en el que fue encontrado el cadáver del menor, el 1 de diciembre de 2011.
Varios de ellos, integrantes de la Sección de Antropología Forense, han recordado que les fueron remitidas las dos huchas con forma de casco para que constataran si presentaban manchas de sangre y, aunque no observaron en ellas resto alguno de este elemento, si constataron que uno de estos cascos estaba roto "de forma evidente".
Estos policías también practicaron distintas pruebas al cuchillo que causó la muerte del niño, del que obtuvieron varias evidencias genéticas tanto en el mango como en el filo y la parte interior del arma que fueron remitidas al laboratorio para su análisis. Asimismo, localizaron manchas de sangre en unas prendas de la madre de Julen.
En otro momento de la vista han declarado otros cinco ertzainas, de la sección de Lofoscopia e Inspecciones Oculares, también en calidad de testigos-peritos, dos de los cuales participaron en la inspección ocular del domicilio y que han recordado cómo en un primer momento fue su unidad la que se hizo cargo del caso aunque posteriormente, tras pensar que la muerte podía deberse a un suicidio, se retiraron para que las investigaciones fueran asumidas por sus compañeros de comisaría de Donostia.
Los ertzainas han precisado que previamente a este hecho obtuvieron numerosas fotografías de la vivienda en las que se apreciaba numerosas manchas de sangre, algunas de ellas realizadas por la "estampación" de unos pies descalzados provistos de calcetines y otras por "goteo".
Estos profesionales han aclarado que las huellas demuestran que una persona que no era el fallecido, cuyo cuerpo apareció calzado, había realizado diferentes recorridos deambulatorios por distintas estancias de la vivienda, si bien han insistido en que no encontraron elementos como objetos rotos, desplazados o tirados que les llevaran a pensar que se había producido una lucha en el lugar.
Otros miembros de la Ertzaintza han explicado que, por su parte, buscaron huellas dactilares en el mango del cuchillo que hirió a Julen y han aclarado que, aunque localizaron algunos vestigios de este tipo, no tenían la "calidad" suficiente para ser estudiados. No obstante, si hallaron restos de sangre que remitieron al laboratorio para su análisis.
En la misma sesión han declarado otros ertzainas que obtuvieron muestras de distintas prendas de ropa, una navaja, un teléfono móvil y una banqueta para remitirlas después al laboratorio.
Está previsto que el juicio por estos hechos se reanude el próximo lunes con las comparecencias de unos técnicos de la Diputación, así como de un psicólogo.