- Los desafíos son extraordinarios. Y eso que el euskera atraviesa por uno de sus momentos más dulces a ambos lados del Bidasoa. Sin embargo, los avances irregulares y desacompasados dados durante las últimas décadas en la Comunidad Autónoma Vasca, Nafarroa e Iparralde a favor de la normalización lingüística han acarreado un más que considerable reguero de incógnitas acerca del futuro cercano de la lengua vasca. Así lo pusieron de manifiesto ayer expertos en la materia y los responsables de Política Lingüística de los gobiernos vasco y navarro del cambio, y de Euskal Elkargoa, la mancomunidad legitimada recientemente en Iparralde y que por primera vez tendrá competencias en ese asunto.
Ninguno pudo ofrecer la fórmula para lograr que el euskera recupere su espacio natural en la calle, en el deporte, en el ocio, en la universidad y la Formación Profesional, en la empresa o en las relaciones con la administración, pero sí pusieron sobre la mesa algunas medidas e iniciativas en las que focalizar esfuerzos y voluntades. Una de ellas, Baietz 11!, fue avanzada por Jasone Mendizabal (directora de Euskaltzaleen Topagunea) y Estibalitz Alkorta (directora de Promoción del Euskera del Ejecutivo vasco). Quiere poner en el centro a las personas, a los euskaldunes [a los que este ambicioso proyecto se refiere como aho bizi] y a los euskaldunes pasivos [belarri bizi] con la intención de incidir en los hábitos lingüísticos de la comunidad y demostrar que durante ese periodo de 11 días es posible vivir en euskera.
Ya se han desarrollado propuestas similares en localidades como Agurain, Lasarte o el barrio de Egia, en Donostia, y ahora se quiere dar una vuelta de tuerca a esa innovadora iniciativa y exportarla a todos los municipios que lo deseen. Y hacerlo, como subrayaba Alkorta, “con un enfoque nacional”. “Es el momento de dar un salto cualitativo y cuantitativo importante en lo que se refiere al uso del euskera. El momento de dar pasos importantes y extender las iniciativas que a nivel local se han impulsado. No partimos de cero”, insistía.
Este proyecto espera sumar fuerzas a lo largo de los próximos meses. Por eso está abierto a las aportaciones ciudadanas y de agentes sociales. La intención, tal y como expresó ayer Jasone Mendizabal es que la propuesta concreta pueda ser presentada públicamente el próximo 3 de diciembre, Día del Euskera, aunque su despliegue real no será efectivo hasta el año 2018; en concreto, entre el 23 de noviembre y el 3 de diciembre. Hasta entonces habrá oportunidad para difundir y compartir esta línea de actuación y que su alcance no se limite a la CAV. En definitiva, que la lengua vasca consiga ciertamente fomentar el sentimiento de comunidad a pesar de los distintos modelos administrativos y jurídicos bajo los que vive el euskera con todos sus colores.
En Nafarroa, por ejemplo, el escenario ha cambiado aunque la Ley del Vascuence [año 1986] y su zonificación sigue vigente. El próximo día 22 se aprobará previsiblemente la integración de una docena de municipios en la zona mixta tras solicitar el abandono de la categoría No vascófona. Solo uno ha pedido el trasvase inverso y, como detallaba ayer Mikel Arregi, director de Euskarabidea [Instituto Navarro del Euskera] tendrá complicado, legalmente, completar ese recorrido ya que deberá demostrar que ningún habitante es euskaldun.
Dar prestigio al euskera El Plan Estratégico para la promoción del euskera en el viejo reyno se ha puesto la meta de lograr que un 6,5% de la población navarra utilice el euskera en 2019. En la actualidad ese porcentaje es del 5,7% y, como describía Arregi, las líneas de trabajo irán encaminadas a dar prestigio al euskera, limar las desconfianzas sociales y políticas existentes sobre la lengua vasca, adaptarlo de forma progresiva a la realidad del territorio y sacarlo del debate político.
Por el momento, el Gobierno navarro no contempla la idea expuesta por la viceconsejera de Política Lingüística del Ejecutivo vasco, Miren Dobaran, para motivar su empleo diario: la gratuidad del aprendizaje hasta el nivel B2. “Hay que convencer y seducir pero sin imponer”, sostuvo durante el seminario organizado por Euskaltzaindia y la Fundación Sabino Arana con el propósito de examinar líneas de trabajo conjuntas y diferentes posibilidades de colaboración entre las tres administraciones con competencias sobre el euskera.
Dobaran fue clara en su intervención. “El futuro -dijo- no es de color rosa. Es necesario activar la conciencia lingüística” y reforzar la colaboración con otras administraciones y agentes como UEMA [Mancomunidad de ayuntamientos euskaldunes] con el objetivo de analizar los perfiles demográficos y sociolingüísticos derivados de realidades distintas y cambiantes. A su juicio, es obligado atender lo que llamó “pulmones del euskera”, esos puntos geográficos euskaldunes que por alguna razón están perdiendo fuelle en favor de las ciudades y grandes municipios.
Algo similar sucede en Iparralde tal y como explicaron Beñat Arrabit, responsable de Política Lingüística de Euskal Elkargoa, y Mathieu Bergé, presidente del Organismo Público de la Lengua Vasca. La colonización de ciudadanos (del orden de 1.000 a 3.000 cada año) está restando fuerza y atractivo al euskera. Calculan, indicó Arrabit, que para 2040 “nueve de cada diez no serán euskaldunes”. Esperanza hay, tal y como insistió Bergé: el sistema educativo y compartir experiencias de ambos lados del Bidasoa.