vitoria - La receta electrónica seguirá otro verano más sin poder usarse en otras comunidades para coger o adquirir medicinas. Y no será hasta el próximo año cuando sea efectiva. Los problemas derivados de la descoordinación entre los sistemas sanitarios de las distintas comunidades vuelve a estar así en su máximo apogeo en esta época estival que es cuando más se desplazan los pacientes. Sin embargo, el Departamento de Salud sigue avanzando en la interoperabilidad de este sistema con el resto de comunidades y el consejero de Salud, Jon Darpón aseguró a DIARIO NOTICIAS DE ÁLAVA que estará lista en diciembre. Según Darpón hasta ahora se ha estado trabajando para que todas las residencias para personas mayores y centros sociosanitarios estén integradas en el sistema de receta electrónica y de historia clínica electrónica Osabide.
Darpón reiteró que se trabaja para desarrollar mejoras funcionales en el sistema farmacéutico, entre ellas la interoperabilidad de la receta electrónica con el resto de comunidades autónomas. El objetivo es que los ciudadanos vascos que se desplacen a otras comunidades puedan recoger los medicamentos que les hayan prescrito los médicos de Osakidetza solo con presentar su tarjeta sanitaria. Así pueden moverse por todo el Estado y obtener sus medicinas en cualquier oficina de farmacia, independientemente de la comunidad donde fueran recetadas. Tampoco tendrán que preocuparse en sus viajes por las fechas de dispensación en las que tienen que retirar la medicación, ni acudir a su médico para que les haga anticipos de los fármacos.
Comunidades adscritas Riojanos y aragoneses han sido los últimos en incorporarse el pasado mes de mayo a este sistema en el que ya participan Canarias, Extremadura, Galicia, Navarra, y Comunidad Valenciana que se sumó el pasado mes de febrero. Sin embargo, el proyecto se resiste ya que la interconexión va con mucho retraso. En 2009, el Gobierno español aprobó una iniciativa para impulsarla que pretendía estuviera totalmente operativa en dos años, pero todavía no se ha conseguido. Y eso supone un grave perjuicio, por ejemplo, para aquellos enfermos crónicos que pasan temporadas fuera de su residencia habitual ya que les puede dificultar seguir sus tratamientos.
Asociaciones de usuarios se quejan de esta lentitud y consideran que, una vez más, son los ciudadanos los principales damnificados. Así, denuncian, que en algunos casos “se produce acaparamiento de fármacos que no se conservan en las condiciones óptimas”. En otras ocasiones, la gente tiene que ir al médico para que le haga la receta, coger los fármacos en su comunidad de origen y volverse a ir. Un método que tachan de “poco racional y arcaico en un mundo cada tan informatizado”.
Por otro lado, también es motivo de crítica el hecho de que no exista una historia clínica digital unificada. “Si va un señor con un ataque en un servicio de urgencias lo interesante sería que se pueda consultar su historia clínica, ya sea de Madrid o de Gasteiz”, se quejan.
Farmacia pionera Mientras tanto, el consejero de Salud, Jon Darpón, reiteró su compromiso con las boticas vascas en una reciente jornada científica organizada por la Sociedad de Farmacia Familiar y Comunitaria. Y confirmó su apuesta por mantener el actual modelo de farmacia comunitaria, “mejorando su integración con el resto de agentes del sistema de salud, y continuando la innovación a través de programas de atención farmacéutica que aporten valor y sean coste-efectivos”.
En ese sentido, recordó que la comunidad autónoma de Euskadi ha sido pionera en el desarrollo de este tipo de programas con los Colegios Oficiales de Farmacéuticos y con las oficinas de farmacia desde la década de los noventa del pasado siglo. En aquella época se dio el pistoletazo de salida a los programas de educación sanitaria, las campañas de la salud pública y los programas de carácter más asistencial a través de convenios específicos como la dispensación de metadona, que hoy cuentan con 270 farmacias adscritas y más de 12.900 usuarios.
También citó la realización de test rápidos de VIH, con 50 farmacias participantes y más de 17.000 test realizados en los nueve años de vida del programa, y los proyectos de mejora del uso de la medicación a distintos tipos de pacientes como aquellos atendidos por los servicios de ayuda domiciliaria de los ayuntamientos, “en el que damos servicio a 800 personas con 690 farmacias acreditadas y una cobertura de 140 municipios vascos”.
Entre los diversos planes destaca el de seguimiento farmacoterapéutico a pacientes crónicos y polimedicados. Para este control, se utilizan unos sistemas personalizados de dosificación (SPD) donde se disponen los comprimidos que el paciente debe tomar en cada momento del día, acompañados de la información necesaria para la correcta administración de la dosis. La dirección de Servicios Sociales de cada ayuntamiento selecciona a los usuarios participantes, que antes de su incorporación al programa tienen que dar su consentimiento. Después, el usuario elige la farmacia y se le realiza una entrevista para elaborar una ficha con toda la información relativa a la medicación que toma y los problemas de salud que tiene. Con una periodicidad quincenal o semanal, el farmacéutico prepara y entrega la medicación en las dosificaciones personalizados.
El director de Farmacia, Iñaki Betolaza señaló que este tipo de programas “contribuyen a asegurar la seguridad y la eficacia en el tratamiento farmacológico en beneficio de los pacientes y sus familiares”, ya que “diferentes estudios estiman que entre un 50% y un 60% de las personas de edad con enfermedades crónicas no cumplen adecuadamente el tratamiento cuando la adherencia a ellos es una herramienta fundamental para su bienestar. De ahí la importancia de controlar la medicación”.
criterios racionales Por todo ello, Darpón considera “clave” el papel que juega el ámbito de la farmacia en el mantenimiento de la calidad y la eficiencia global del sistema de salud. El máximo responsable sanitario vasco aseguró que, “la sostenibilidad y preservación de nuestra sanidad universal, pública y de calidad, exige ahondar en la colaboración y la corresponsabilización entre el sistema sanitario y el resto de agentes, entre ellos las farmacias”.
De hecho, subrayó que Osakidetza “siempre ha garantizado el acceso de los pacientes a la innovación y así va a continuar haciéndolo, para lo que apuesta por nuevos modelos de financiación más ligados a los resultados en salud y que garanticen el acceso a la innovación y sostenibilidad del sistema”. Darpón aboga por introducir “criterios de uso racional” en la prescripción de medicamentos. “Porque una prescripción eficiente y de calidad facilita que el paciente disponga de los mejores medicamentos en términos de eficacia, seguridad y coste, y eso se refleja en mejoras en salud”.
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A día de hoy, en la CAV casi se han alcanzado los 115 millones de dispensaciones con la receta electrónica, con valoraciones muy satisfactorias por parte de pacientes, profesionales y farmacias.
Acceso. La implantación de una receta electrónica compartida es fundamental para que los ciudadanos accedan a los tratamientos y medicamentos que necesitan en sus desplazamientos.
Con mucho retraso. Que haya 18 servicios de salud distintos no facilita el buen funcionamiento y el sistema de interoperabilidad avanza con mucho retraso.
La Rioja ha sido, junto con Aragón, la última comunidad integrada en el proyecto de interoperabilidad de receta electrónica del que ya participaban Galicia, Canarias, Extremadura, Navarra y la Comunidad Valenciana.
Son más de 6.500 las farmacias españolas integradas en el proyecto de interoperabilidad, lo que supone más del 35%.
El Ministerio fijó un presupuesto de 500 millones de euros para que la tarjeta sanitaria, la historia clínica y la receta electrónica estén interconectadas.
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La historia clínica digital cubre ya a más de 36 millones de personas y la receta electrónica alcanza una implementación del 87% en el conjunto del Estado, según datos del Ministerio de Sanidad.