El empleo -incluso en algunos casos la posibilidad de tener acceso a un puesto de trabajo en condiciones de estabilidad- se confirma como la mejor política social, un instrumento impecable para lograr la participación e inserción en la comunidad. Y las personas con alguna discapacidad no son ajenas a esta circunstancia. Solo durante el pasado ejercicio, Ehlabe (Asociación vasca de Entidades de Empleo Especial) creó 442 nuevos empleos: la mayoría (344) en las plantillas de entidades asociadas a esta corporación y otros 98 en la categoría de empleo ordinario. Una tendencia positiva que se ha consolidado en estos últimos años tras el azote de la crisis y la destrucción de empleo.

Tal es así que, según explicaba Pablo Moratalla -coordinador de Ehlabe- este comportamiento “ha ayudado a mantener la situación de referencia que Euskadi tiene” con respecto a otros puntos del Estado. De hecho, aglutina el 12% del empleo especial del Estado; la tasa de empleabilidad en tierras vascas es el del 49% frente al 38% estatal; y la tasa vasca de paro es del 16% frente al 32% de media estatal, detallaba en declaraciones a DNA. Aunque para ejemplo de liderazgo, la facturación del total de entidades (una docena) integradas en esta corporación: 302 millones de euros, un 11% más que la cantidad computada en 2015.

El análisis y la valoración de estos y otros datos se resumen con la palabra “satisfacción, que no autocomplacencia” puntualizaba Moratalla al tiempo que enfatizaba que las firmas afiliadas a Ehlabe “están a la cabeza y son referencia a nivel estatal y europeo en empleo para este colectivo específico”. Una afirmación que sustenta en el hecho de que la CAV tiene el mayor porcentaje de empleo para personas con discapacidad con mayores necesidades de apoyo a la empleabilidad como son aquellas con discapacidad intelectual, enfermedad mental, etc. “Un 54% de las plantillas de las entidades de Ehlabe pertenecen a este colectivo”, sintetizaba. En definitiva, apostillaba el coordinador de esta Asociación -bajo cuyo paraguas hay más de un centenar de centros de trabajo- el empleo de las personas con discapacidad sigue experimentando un aumento a pesar de las “especiales dificultades” de inserción laboral de este colectivo.

Y lo hace por encima de la tasa general vasca (1,97%); en concreto un 4,97% hasta alcanzar los 7.472 trabajadores distribuidos en ese centenar de empresas. Las razones de esta corriente alcista, indicaba Txema Franco -presidente de Ehlabe- habría que buscarlos en el “aprovechamiento” de los sectores tradicionales (industria y servicios principalmente) “y en nuevos nichos de empleo”. Así, a la recuperación del sector industrial se le suma el avance en los nuevos empleos que crea el sector servicios, y nuevas oportunidades en sectores como la salud, el turismo, la restauración, la aeronáutica o la logística. En la actualidad, el sector industrial aporta el 52,61% de los empleos en las entidades de Ehlabe, mientras que los servicios acaparan el 46,94%, puntualizaba Moratalla.

“Avanzada y cohesionada” La propia Beatriz Artolazabal, consejera de Empleo y Políticas Sociales, ponía en valor que “una sociedad avanzada y cohesionada como la nuestra ha de contar con todas las personas, con todos sus recursos y ahí las personas con discapacidad han de contar con un desarrollo profesional en el empleo y, como evidencia Ehlabe, estamos avanzando”. El empleo especial supone el 12% del existente en el Estado y como decía Franco, aunque los datos son muy positivos, “aún quedan cosas por hacer ya que continúa existiendo una gran brecha con respecto a la población en general”.

Moratalla destacaba otro aspecto del balance de actividad correspondiente al curso 2016, “fundamental” para Ehlabe y para las trece entidades agrupadas: 36 personas con discapacidad lograron transitar a empresas del ámbito ordinario. Y otro dato: la tasa de ocupación femenina mejora un 1% y ya es del 35%. De hecho, la mayoría de los puestos de trabajo creados en 2016 fueron para mujeres (197). Y del total del empleo generado, más de la mitad (189) tuvieron como beneficiarios a aquellas personas que requieren mayores necesidades de apoyo a la empleabilidad: con enfermedad mental, discapacidad intelectual o discapacidad física y sensorial superior al 65%.

El coordinador de Ehlabe se atreve a pronosticar (“con la prudencia máxima que exigen este tipo de previsiones”, indica) una evolución igual de positiva a corto y medio plazo. Habla de seguir generando nuevas oportunidades laborales para personas con discapacidad tanto en centros especiales de empleo como en otros del segmento ordinario, y de explorar posibilidades innovadoras en sectores punteros; y todo ello, remataba Moratalla, “haciendo especial hincapié en la generación de empleo para mujeres con discapacidad” y en ese colectivo con mayores necesidades de apoyo.