vitoria - Cuatro de cada diez estudiantes vascos mira hacia otro lado cuando ve una situación de bullying o participa del maltrato. Esta es una de las conclusiones del informe Maltrato entre Iguales 2016 realizado por el Instituto Vasco de Evaluación de Investigación Educativa (ISEI-IVEI) que constata un “ligero incremento” del índice general de maltrato desde el inicio de la serie, sobre todo en Secundaria. El curso pasado el 23% del alumnado de Primaria y el 19,2% de Secundaria afirmaba haber sufrido maltrato “a menudo” o “siempre”, 2 y 7 puntos más que en 2005, respectivamente. Según la investigación realizada por el ISEI-IVEI entre 13.500 escolares de 185 colegios de Primaria y ESO, el hecho de que el índice de maltrato vaya en aumento en Euskadi puede deberse “a la cada vez mayor visibilidad social del mismo”. Y es que las políticas de tolerancia cero desplegadas por los sucesivos gobiernos contra el bullying han provocado que se tipifique como acoso lo que antes tanto la comunidad escolar como las propias familias consideraban “cosas de niños”. Además, dice el ISEI-IVEI, “se va perdiendo el miedo a la estigmatización y se van derribando las resistencias a admitir que tu hijo o hija tiene problemas”. No obstante, el hecho de que el último curso se hayan duplicado los casos reales de acoso escolar (hasta los 121) corrobora las percepciones que el alumnado expresa sobre el problema en esta encuesta.
Otro factor que apunta a un estancamiento o repunte del bullying es que el 24,9% de los centros de Primaria y el 14,2% de ESO se ubican por encima del índice de maltrato en 2013 y 2015 lo cual requiere, en opinión del Instituto dependiente del Gobierno Vasco, “una revisión profunda de las medidas y programas que se vienen desarrollando en los centros y muy especialmente en aquellos que se han mantenido por encima de la media”.
El bullying no se da por igual en todos los centros. La mayor incidencia de maltrato en Primaria se produce en los centros escolares públicos de modelo A (31%), diez puntos más que en los centros de modelo D concertado (21%). En Secundaria los porcentajes oscilan desde el 16,4% del A concertado, que es el más bajo, al 22,4% del A público, que es el más alto. En la red pública el modelo D es el que mejor situación refleja con un índice de maltrato del 17,6%.
En función de las respuestas obtenidas de los propios estudiantes, el ISEI-IVEI ha realizado una foto de la víctima tipo. Se trata de “un chico, extranjero, que está, al menos, en un nivel académico inferior al que le corresponde por su edad y que el nivel de estudios máximo de su padre o de su madre es el de estudios básicos sin determinar”. A pesar la alarma social que generan los casos de agresiones físicas, son pocos las situaciones de bullying que acaban en las manos. En ambas etapas, la conducta con mayor porcentaje de víctimas es el maltrato verbal (16,2% en Primaria y el 13,4% en ESO), con valores que duplican el porcentaje del segundo tipo de maltrato que es la exclusión social o el de agresión a las pertenencias.
El ISEI-IVEI advierte de que no hay que bajar la guardia frente al maltrato verbal ya que pese a ser uno de los menos lesivos “es muy importante no incurrir en el error de pasarlo por alto”. Y es que, los insultos continuados “puede dañar seriamente” la autoestima de la víctima, lo que podría hacer que se vuelva más vulnerable para poder sufrir otro tipo de maltrato. El organismo dependiente de Educación, alerta sobre la peligrosidad del ciberbullying severo, es decir, aquel que padecen las víctimas siempre o a menudo. En 2016 este acoso sistemático a través las redes para mandar mensajes amenazantes, insultos, difundir fotos o vídeos de la víctima en situaciones comprometidas, suplantación de identidad era prácticamente igual en Primaria (3,3%) que en ESO (3,1%). No obstante, la incidencia del ciberbullying afecta prácticamente al 12% del alumnado de Primaria y al 13% en ESO, aunque con menor intensidad.
En el recreo y en clase El patio en Primaria y la clase en Secundaria son los escenarios más comunes del maltrato, frente a otras ubicaciones como los pasillos, el comedor, la salida o fuera del centro, los aseos... Y el agresor tipo en ambas etapas es un compañero, chico del mismo curso. En este sentido, el ISEI-IVEI llama a intensificar la vigilancia de las horas de patio. Y en ESO, donde el 33% de las situaciones de acoso se dan en clase, llama al profesorado a extremar su puntualidad. En esta etapa en la que el profesorado cambia en cada sesión “es especialmente importante cuidar los tiempos de entradas y salidas del centro y de patio, así como los cambios de clases”, afirma el informe. Esto requiere el esfuerzo por evitar al máximo los periodos en los que el alumnado está en el aula en ausencia de personas adultas, “cuidar la puntualidad es imprescindible”, recomienda el Instituto de Evaluación. Eso e implicar a todos los miembros de la comunidad educativa en la denuncia de este tipo de casos.
Aunque gran parte del alumnado dice ayudar de algún modo a la víctima, el 32% de los estudiantes de Primaria y el 45% de ESO ignoran a la víctima cuando son testigos de una situación de acoso o se unen directamente a ella, pasando de testigos a agresores. En opinión del ISEI-IVEI, los centros deben trabajar en el papel de los testigos ya que “no hacer nada cuando lo presenciamos es potenciar la impunidad de las personas que maltratan y la indefensión de la persona maltratada”. Kiva, el conocido programa finlandés que aplican desde este curso 52 ikastolas y 18.000 estudiantes, aborda precisamente la prevención favoreciendo un papel activo de los testigos de las situaciones de maltrato. Por lo poco que se sabe del plan antibullying que está elaborando el Departamento de Educación junto a especialistas y la Universidad del País Vasco también se tratará la respuesta de los testigos.
Por lo general las víctimas recurren mayoritariamente a sus familias y amigos para hablar de lo que les pasa y son quienes por lo general actúan para intentar atajar el problema. Alrededor del 5% de quienes sufren bullying, mantienen su situación en el más absoluto de los secretos. Solo 35% estudiantes de Primaria y el 15% de ESO pide ayuda a sus profesores o tutores, a pesar de que son las personas adultas más próximas al contexto en el que se produce el acoso. Una de las conclusiones preocupantes de la investigación es que han crecido casi diez puntos (del 19,7% al 28,6%) las situaciones en la que no interviene nadie y que el 2,2% del profesorado sigue haciendo caso omiso a las situaciones de bullying, una postura incompatible con la filosofía de tolerancia cero.
¿Pero qué hace el profesorado frente a la denuncia de bullying de un estudiante? Según la direcciones de los centros casi el total del profesorado habla directamente con las personas implicadas, lo trata en clase y habla con las familias. Entre el 60% y el 80% de las direcciones redacta un informe y lo manda a orientación. Apenas se recurre a especialistas en el 10% de las ocasiones, tampoco se echa de clase al agresor se propone un expediente y se llama a la policía.