VALENCIA- Pellicer es fundador del IVI, que nació en 1990 como la primera institución médica en España especializada íntegramente en reproducción humana. Desde entonces ha ayudado a nacer a más de 125.000 niños pero sin olvidar dos aspectos esenciales, la investigación y la innovación. Actualmente cuenta con más de 70 clínicas en 13 países, y se ha convertido en una ‘multinacional’ de la fertilidad.

Mantienen que la gran revolución para la mujer actual es la congelación de óvulos para que ella decida cuándo ser madre.

-Es que hoy en día no tenemos más remedio que congelar óvulos porque no tenemos buenos métodos para que los ovarios no envejezcan. Estamos congelando óvulos a cada vez más mujeres a una edad en la que todavía los ovarios no han sufrido demasiado el efecto a la edad.

¿Y eso cuándo es?

-Más o menos a los 35 años. No es que no se pueda hacer después pero cuando vale la pena hacerlo es antes de los 35 años. Con los cambios que está sufriendo la sociedad, todos los días nos encontramos con pacientes que desean ser madres a los 38, 40, 42,... Y muchas veces, la única solución es la donación de óvulos porque ya han llegado demasiado tarde. Por eso estamos trabajando para aprender a hacer el ovario más joven y para aprovechar sus últimos suspiros.

¿El trasplante de células madre va en esta línea de investigación?

-Efectivamente. Son varias las técnicas que utilizamos. Una es trocear el ovario, haciéndole pequeños cortes y eso ya lo reaviva. Y después otra es usar células madre de la médula que también estimulan los pocos óvulos que puedan quedar.

Parece ciencia ficción.

-Pues lo pusimos nosotros en marcha en el Hospital La Fe donde yo he sido jefe de servicio de Ginecología hasta el año pasado porque lo dejé para vivir en Roma. Pertenece todavía al terreno de la experimentación porque lo estamos desarrollando aunque creo que en un par de años, lo tendremos completamente perfeccionado. En los animales funciona muy bien. En la especie humana necesitamos hacer algunos retoques, pero ha habido ya tres embarazos.

Habla de rejuvenecer los ovarios y sin embargo se ha hecho famoso el caso de la mujer burgalesa que ha tenido gemelos con 64 años. ¿Hasta qué edad someten a sus pacientes a un tratamiento?

-En IVI lo hemos hecho hasta los 50 años y esa ha sido una práctica bastante extendida a otros centros. Pero habría que bajar la edad a los 45 años. Porque es obvio que todas las complicaciones que acontecen en este tipo de embarazos como la hipertensión, la diabetes gestacional, la hemorragia postparto y los prematuros son características de las embarazadas con más de 45 años. Cada vez abogamos más por bajar la edad para embarazar a una mujer para evitar riesgos. El hito médico de embarazar a una mujer de 65 años ya se ha logrado y el que quiera presumir de ello que presuma, pero hay que pensar en las complicaciones.

¿Qué opina sobre las clínicas que lo practican?

-Es necesario tener un poco de sentido común. Y lo que ocurre es que si hay una contraprestación económica y la paciente quiere, al final siempre hay alguien que se lo hace.

Curiosamente se discute que una mujer sea madre a determinada edad, pero no se discute que lo sea un hombre.

-¡A mí me lo va a decir que soy el vivo ejemplo! Yo acabo de ser padre hace unos meses, con 61 años. Lo que pasa que hay muchos argumentos a considerar. Uno de ellos es a qué edad me voy a ir de este mundo y a qué edad voy a dejar a mi hijo huérfano. Eso vale tanto para hombres como para mujeres. Y yo también he tenido eso en cuenta en mis reflexiones. Pero el problema es que el embarazo es un estrés físico brutal. Y a cierta edad es muy peligroso. La hipertensión o la preeclampsia pueden ser muy graves tanto para la madre como para el feto. En las mujeres mayores de 45 años se da en el 20% de los casos. Y una hemorragia postparto se puede llevar su vida. Es una cuestión de salud de las madres. Como puede imaginar, el riesgo que corre un padre a los 60 años es ninguno.

Continuando con temas controvertidos. La feria de la gestación subrogada ha provocado una gran polémica.

-El gran problema es que muchas veces opinan todos, menos los afectados. Aunque nunca hemos podido conseguir que esto se añadiese a las leyes promulgadas sobre reproducción, los médicos vemos que hay unas indicaciones clarísimas como aquellos casos en los que la mujer no tiene útero o sufre una enfermedad grave que se complicaría con un embarazo. Es verdad que puede ser utilizado por otros colectivos que no cumplen estas indicaciones, sobre todo parejas homosexuales, y quizá eso haya provocado una corriente en contra, que no entiendo.

¿A qué se refiere?

-A que yo veo pacientes con unas indicaciones médicas clarísimas. Y no puedo entender como a si a mi me falla el corazón, me hacen un trasplante. Y, sin embargo, una paciente que no tiene útero no puede tomar uno prestado.

Se argumenta en su contra la explotación de la mujer y la mercantilización del proceso.

-Pero todo eso se puede regular. A mí personalmente me parecería sensato decir, por ejemplo, vamos a hacerlo entre familiares de primer grado. Ya sé que se quedaría gente fuera, pero entrarían muchos. Con eso se evitaría el riesgo mercantilista y se daría la oportunidad a muchas personas.

Como no se hace aquí, se termina en el extranjero.

-Sí. Si se van hacia la izquierda del mapa, es decir a Estados Unidos, se va el que puede pagar 100.000 o 150.000 euros. Y si se van a la derecha, a Ucrania o a Tailandia, hay grandes problemas derivados de la inseguridad de cómo lleva la mujer subrogada el embarazo como alcoholismo, etc...

Ha aumentado muchísimo el número de madres que recurren a esperma de donante y eso no genera ningún problema.

-Sí hay muchísimas mujeres que no tienen pareja y quieren inseminarse y tener hijos sin padre biológico oficial. Y esto en España es perfectamente legal y está totalmente aceptado.

Ustedes han resuelto también qué hacer con los embriones congelados que no usan para la fecundación in vitro.

-Durante dos años tenemos los embriones congelados para las parejas. A los dos años, les preguntamos qué quieren hacer. A partir de ahí, de acuerdo con la ley española, tienen tres posibilidades. Una de ellas es darlos a otras parejas que quieren tener hijos, que es lo que nosotros sugerimos. De hecho, la donación de embriones funciona bastante bien. La segunda posibilidad es darlos para investigación pero eso requiere unos protocolos que no funcionan tan rápido como quisiéramos y hay pocos proyectos. Y en tercer lugar, legalmente se pueden hasta destruir.