Vitoria - Encontrar un trabajo que permita salir de la pobreza a quienes se han quedado en la cuneta del mercado laboral puede ser una utopía inalcanzable si eres mujer, tienes entre 45 y 54 años y un nivel educativo bajo. El desempleo, la pobreza, la desigualdad o la falta de oportunidades en el acceso al trabajo, la desmotivación, la falta de formación adecuada, los empleos temporales involuntarios y la creciente precariedad son algunos de los factores que hacen que muchas personas se mantengan en una espiral de paro y bajos ingresos.

Por esas razones y otras circunstancias, unos 126.000 ciudadanos vascos -el 9,1% de las l.400.000 personas en edad laboral- son “especialmente vulnerables ante el empleo”, no solo por estar parados o desempeñar trabajos poco remunerados, sino porque además viven en hogares de renta baja. Así lo refleja el primer Estudio de Población Especialmente Vulnerable ante el empleo en el Estado español, elaborado por varias entidades sociales y empresas dedicadas a la inserción laboral. Los autores del estudio parten de la evidencia de que los beneficios de la recuperación económica y la creación de empleo no llegan de forma homogénea a toda la población y hay personas condenadas a subsistir con subsidios o prestaciones sociales o que solo logran trabajos precarios y mal remunerados, lo que les ata a la pobreza y les cierra la puerta de algunos planes de inserción. Tal y como saben los profesionales que trabajan con personas en situación o riesgo de exclusión, el empleo es un medio de conseguir ingresos económicos, pero también es una forma de integrarse en la sociedad. La consejera de Empleo y Políticas Sociales, Beatriz Artolazabal, también señalaba recientemente que “el empleo es la mejor política social”. Sin embargo, para lograr que determinados colectivos tengan trabajo es necesario desarrollar políticas específicas, porque el modelo económico actual ha acentuado la situación de desventaja de muchas personas a la hora de acceder al mercado laboral, personas vulnerables cuyas probabilidades de permanecer sin trabajo o tener uno precario son mayores que para otras.

Hay un número importante de personas que, a pesar de la anunciada recuperación, sufre especiales dificultades en su acceso al mundo laboral que se traducen en largos períodos de desempleo, o en empleos cuyas retribuciones, duración y jornadas les mantienen en situación de pobreza laboral. Algunos analistas destacan que la disminución del paro que se está registrando en los últimos meses se debe al reparto del empleo ya existente, a la creación de subempleo y al incremento de la precariedad.

Según los cálculos de los expertos, un total de 4,2 millones de personas -ciudadanos residentes en el Estado español en hogares de bajos ingresos o baja intensidad laboral- continuarán atrapados por el desempleo o la pobreza laboral a lo largo de los próximos doce meses. De estos 4,2 millones de personas, 1,8 millones estarán en riesgo de seguir sin empleo y otros 2,4 millones estarán en riesgo de pobreza en el trabajo.

El factor edad Según el informe, esos más de cuatro millones de personas son especialmente vulnerables ante el empleo y su riesgo de no poder salir de la pobreza a través de un puesto de trabajo resulta creciente con la edad e incide de forma más notoria en los mayores de 45 años. En el caso de los que sí pueden lograr un empleo pero no con la suficiente continuidad o remuneración para tener un nivel medio de renta -situación que se denomina de pobreza laboral y que alcanza a más de 2,3 millones de ciudadanos en hogares de renta baja- los colectivos más afectados son los jóvenes, sobre todo el grupo de 25 a 34 años, y especialmente las mujeres. Más de la mitad de las personas vulnerables ante el empleo tienen entre 35 y 54 años y el 62% tiene estudios equivalentes o inferiores a la ESO. Asimismo, las mujeres son las más castigadas, ya que representan seis de cada diez afectados.

El estudio sobre población especialmente vulnerable ante el empleo (EVAE) define a este colectivo como las “personas que viviendo actualmente en hogares de bajos ingresos o de baja intensidad laboral, y estando en situación de inactividad aunque deseen trabajar y estén disponibles, en paro o situación de precariedad laboral, tendrán alto riesgo en los próximos 12 meses de estar en una situación de falta de empleo o de pobreza en el trabajo”. Para cuantificar a estas personas se han utilizado los datos de la EPA del cuarto trimestre del 2016 y otras fuentes estadísticas, como la Encuesta de Condiciones de Vida, y la Muestra Continua de Vidas Laborales.

Tasa del 9,1% De acuerdo con sus cálculos, el 13,9% de la población española de 16 a 64 años se puede calificar de especialmente vulnerable ante el empleo. Esa tasa EVAE de casi el 14%, se divide a su vez en un 6% que está en riesgo de permanecer sin empleo y un 7,9% en riesgo de pobreza en el trabajo. En Euskadi, la tasa EVAE es inferior a la estatal y afectaría a un 9,1% de la población entre 16 y 64 años, mientras que los que están en riesgo de permanecer sin trabajo son un 4,9% (frente al 6% estatal) y los afectados por pobreza laboral son un 4,2% (la tasa estatal es del 7,9%). Según el informe, en Euskadi residen el 3% de todas las personas consideradas vulnerables ante el empleo, mientras que en Andalucía hay casi un tercio del total -el 30,5%- y en la Comunidad Valenciana el 12%.

Las tasas EVAE más altas (población especialmente vulnerable ante el empleo/población laboral) se encuentra en Andalucía y Extremadura, ambas con tasas del 22,1%, seguidas por Valencia con el 15,6% y Castilla-La Mancha con el 15,4%. El nivel más bajo se da en Nafarroa, con una tasa EVAE del 7,1%, mientras que la CAV, con el 9,1%, es la comunidad con la quinta tasa más baja.

Un 5,4% de las personas en EVAE se encontraba en situación de inactividad por desánimo y un 5,7% por otros motivos, esencialmente impedimentos físicos o de dependencia; el 36,6% eran parados de larga duración, un 26,8% de corta duración y, el resto, un 25,5%, se encontraba en situación de precariedad laboral. El nexo común que une a los distintos colectivos de personas en esta situación de vulnerabilidad ante el empleo es que corren un alto riesgo de no superar un umbral retributivo anual mínimo con su trabajo, y, además residen en hogares de bajos ingresos y/o baja intensidad laboral. En el Estado español hay actualmente 5,35 millones de trabajadores en situación de precariedad laboral, de ellos 1,7 millones residen en hogares en riesgo de pobreza y un millón en hogares que no reciben ninguna prestación.

Una característica común a las personas EVAE es el bajo nivel de estudios, ya que la vulnerabilidad es mayor cuanto menor es el nivel formativo. Así, un reciente dossier del Observatorio Social de la Caixa -Paro juvenil y pobreza: ¿un problema estructural?-, reconoce que “independientemente del ciclo económico, la tasa de empleo de las personas con estudios básicos no llega al 60% en los momentos centrales de sus vidas, mientras que la de aquellas que tienen estudios superiores alcanza el 90%”.

Trabajadores pobres. De los 5,3 millones de trabajadores en situación de precariedad laboral, más del 70% tienen menos de 44 años y hay más mujeres que hombres (57,5%).

Parados. De los 3 millones de desempleados que en diciembre residían en hogares de bajos ingresos, 1,4 millones eran de corta duración y 1,5 de larga.

Ser una persona vulnerable respecto al empleo es verse obligado a hacer frente a especiales dificultades a la hora de acceder al mercado de trabajo.

La tasa EVAE hace referencia a quienes están capacitados para trabajar pero permanecen en paro o pobreza laboral y viven en hogares con bajos ingresos.