Bilbao - El fraude destapado en el caso de Nadia Nerea les ha llegado al alma. Sin embargo, Maialen Martija no pasa por alto que, como ella dice, “el monstruo lo han creado los medios. Cualquiera puede ser Fernando Blanco, cualquiera puede inventarse una historia fantástica, exagerarla, y colarla por los platós”, argumenta. “Lo que habría que haber hecho es verificar su historia porque tampoco era tan difícil. Todos los profesionales nos debemos a la gente a la que nos dirigimos y tenemos una obligación que no podemos eludir”, añade esta física.

Helena, la otra madre implicada, coincide al cien por cien con esta afirmación. “Los medios se han sentido engañados, estafados pero han sido ellos los que han alimentado al monstruo”. Así lo cree una familia que llegó incluso a visitar a Nadie Nerea. “Hace cinco años nosotros fuimos a conocer a Nadia y viajamos a Palma de Mallorca. Estuvimos día y medio con Fernando y con Marga. Comimos juntos, cenamos... y al día siguiente nos fuimos todos a un mercadillo donde ellos tenían un puesto para vender vino. Mientras tanto las niñas se pasaban el día jugando”, rememora.

“Mi marido -relata Helena- estuvo más con Fernando, y yo estuve horas y horas charlando con Marga, la madre. Es cierto que nos chocaron algunas cosas. Mi marido es biólogo y había asuntos que no le cuadraban, pero a nadie se le pasa por la cabeza que todo esto fuera una gran bola. Todavía me parece increíble que alguien pueda jugar así con sus hijos”. “Fíjate hasta compañeros de mi trabajo que conocen el problema de mis hijas, habían recaudado dinero para la niña”, exclama dolida.

“A nosotros sí nos dijeron que la enfermedad era degenerativa y que tenía una esperanza de vida corta aunque luego se ha visto que no es así. Pero conocimos a Nadia y estábamos esperanzados porque pensábamos que, gracias a su caso y si era una enfermedad degenerativa, podría haber una investigación en marcha”, señala Helena.

“El problema real es que se puede perjudicar a otras personas que realmente necesitan la ayuda y la colaboración para poder financiar investigaciones y tratamientos”, apunta Mailen. - C. Lago