Pamplona - El físico roncalés Pedro Miguel Etxenike, que se definió como “navarro de nacimiento y sentimiento que me siento y soy vasco y euskaldun”, defendió ayer tras recibir la Medalla de Oro de Navarra que existen “formas diferentes de sentirse navarro y siempre que se acepten respetuosamente las de los demás, ninguna debe ser ni excluida ni denostada”. Tras reconocer que se siente reconfortado por el “diálogo permeable” que hay en el seno de la sociedad navarra, el reconocido científico aseguró que las sociedades que mejor saldrán adelante “serán las que mejor sepan integrar en un diálogo tolerante visiones dispares de la propia identidad, sentimientos diversos de pertenencia”.
El claustro isabelino del Departamento de Cultura, engalanado para la ocasión, acogió ayer el acto central del Día de Navarra, la entrega de la máxima distinción de la comunidad a un científico que acumula un nutrido repertorio de galardones de prestigio como el Príncipe de Viana, el Premio Max Planck de Física o el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica. Acompañado por su familia y un grupo de buenos amigos de su infancia roncalesa así como por otras amistades y colegas de Iruñea y Donostia, Etxenike reconoció sentir una “inmensa alegría” por la distinción y agradecido al Gobierno foral por “honrarme en mi tierra”.
En su intervención, el físico de Isaba reconoció que “los logros de las personas se miden en unidades de agradecimiento”, y tuvo palabras de gratitud para todos. Para su pueblo, Isaba, para el colegio de Lekarotz y la Universidad de Navarra, instituciones “en las que donde recibí una educación profunda y excelente”, y también las Universidades de Cambridge y Barcelona “decisivas en mi vida”, a la UPNA, “por nombrarme doctor honoris causa” y a la UPV-EHU, “institución a la que me honro en pertenecer”.
También se mostró orgulloso de haber formado parte del primer Gobierno Vasco y agradeció al lehendakari Garaikoetxea, presente en la sala, “su brillantez, elegancia y firmeza para sentar las bases fundamentales del autogobierno”. “Trabajé en primera línea por lo que entonces eran, y hoy siguen siendo, mis ideales políticos”, afirmó.
En su intervención, el físico de Isaba puso en valor la complementariedad, “la idea de que puede haber maneras válidas pero opuestas de ver la realidad, algo profundamente enraizado en la física cuántica”, y defendió la existencia de diversas formas de sentirse navarros. “Si nos abrimos a la posibilidad de entender el mundo, la política y nuestras relaciones de convivencia próximas y lejanas con diferentes perspectivas, podemos enriquecer nuestra visión y aprender tolerancia”, aseguró Etxenike, quien mostró su respeto a todas las opciones identitarias y culturales basadas en la tolerancia y se felicitó por el diálogo permeable de la sociedad navarra. “Las sociedades que mejor saldrán adelante serán las que mejor sepan integrar en un diálogo tolerante visiones dispares de la propia identidad”, aseveró el premiado.
También tuvo unas palabras de defensa del euskera, “nuestra lengua, y digo nuestra porque es sólo nuestra de nadie más, si la perdemos nosotros, la pierden todos”. Así y tras reconocer la importancia de las leyes, Etxenike afirmó, en la lingua navarrorum que “lo importante es sentirse euskaldun, querer seguir haciendo Euskal Herria. Para ello tenemos que hablar en euskera en cualquier lugar, en cualquier momento”.
ciencia y progreso La ciencia centró parte de su discurso. El físico aseguró que la creatividad, la libertad, las instituciones de vanguardia y el trabajo en equipo han sido “esenciales” en su vida científica, y se mostró feliz “viendo volar tan alto y bien a mis antiguos colaboradores”. Y es que, tal y como reconoció, “no soy de los que creen que cualquier tiempo pasado fue mejor. Confío plenamente en la juventud actual”.
Asimismo Etxenike aseveró que la ciencia es “económicamente decisiva, pero no es lo único relevante”. “La ciencia es parte esencial de la cultura y del humanismo moderno que puede actuar como una fuerza aglutinante para la humanidad. Ciencia es progreso, ciencia es largo plazo”, destacó el premiado, quien señaló que “la misión de un profesor es despertar el afecto por el conocimiento”. Tras abogar por combinar en el sistema educativo “la competencia técnica con dejar volar la imaginación”, Etxenike afirmó que “el conocimiento de los principios básicos y la aptitud y actitud para adaptarlos creativa y productivamente a los imprevisibles cambios futuros es más útil que el dominio de materias especializadas, por importantes y urgentes que estas parezcan, o incluso lo sean en un momento dado”.