BILBAO - El boicot de un grupo de estudiantes radicales ha enturbiado la campaña de las elecciones al Rectorado de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU). Aunque ruidoso y violento, este grupo representa una minoría en el colectivo de universitarios que a diario acude a clase a adquirir los conocimientos necesarios para dar el salto al mundo laboral. Pero la universidad no solo significa libros y apuntes. Es un puente a la vida adulta donde se hacen grandes amistades en infinitas horas de cafetería y fiestas de facultad. En ocasiones, se tiene el primer contacto con la escoba y las facturas en el piso compartido. Y aunque en Euskadi no se ‘f...’, dicen que de la UPV/EHU han salido parejas hechas y derechas. Sea esto último una leyenda urbana o no, lo cierto es que la universidad es una época de esperanza e incertidumbre por el futuro. Más, cuando el paro juvenil en Euskadi se sitúa en el 39%.
La única candidata a rectora, la catedrática en Psicología Nekane Balluerka, ha gastado zapatilla para movilizar a un colectivo que por lo general observa con distancia y escepticismo unas elecciones que sienten como ajenas. Unos 33.000 estudiantes tienen una cita con las urnas el jueves para definir el modelo de universidad que quieren. Su voz representa el 22,08% del voto ponderado y fue decisiva en la victoria de 2008 del rector Iñaki Goirizelaia.
DNA ha organizado un inédito cara a cara estudiantes-candidata. Para ello Balluerka ha aceptado someterse a las preguntas de dos alumnos de último curso de la Facultad de Ciencias Sociales y de la Comunicación, María Ruiz y Xabier Garmendia. Problemas de transporte, prácticas en precario, insuficiente oferta en inglés, desmotivación del profesorado, desconexión universidad y empresa... centran la charla. Inquietudes reales frente a frente con los compromisos del programa. María abre la entrevista con dos preguntas de cortesía.
María Ruiz. ¿Qué te ha motivado a presentarse a rectora?
Nekane Balluerka. La responsabilidad. La UPV/EHU ha avanzado muchísimo los últimos años y hay un proyecto en marcha que hay que apuntalar.
M.R. ¿Qué planteas para nosotros?
N.B. Estoy dando mucha importancia a la empleabilidad. Queremos fomentar prácticas altamente cualificadas no solo en empresas, sino también en instituciones o en la propia universidad. Queremos impulsar la formación dual, la internacionalización, culminar el Plan de Euskera y poner en marcha otro porque nos gustaría que todas las asignaturas obligatorias se pudiesen cursar en euskera. Y también queremos daros más espacio para que participéis en las estructuras de gobernanza.
M.R. ¿Cómo se van a articular esos espacios de participación?
N.B. A través de los Consejos de Estudiantes, pero también vamos a poner en marcha iniciativas en las que estudiantes de distintas titulaciones os impliquéis en proyectos conjuntos de forma que nos ayudéis a mejorar.
Xabier Garmendia: Se suele hablar mucho de la empleabilidad, pero muchas veces se hace con palabras vacías. ¿Qué vas a hacer para elevar la empleabilidad?
N.B. La empleabilidad no es solo la tasa de actividad. Quiero dejar claro que el fin de la universidad no es que encontréis trabajo. Siendo ésta una preocupación clave, la empleabilidad es más amplia, significa que seáis capaces de adaptaros a un entorno cambiante y cada vez más exigente.
X.G. ¿Qué propones?
N.B. Plantear prácticas altamente cualificadas, por ejemplo, en la universidad. También diseñaremos un catálogo de formación de competencias trasversales para que sepáis enfrentaros a una entrevista, mejorar vuestra comunicación oral y escrita para insertaros en el mundo profesional.
X.G. Muchas veces también se habla de acercar la empresa a la universidad. ¿Se puede mejorar esta relación?
N.B. Hay un tópico que asegura que la universidad está muy alejada de la empresa, pero no es cierto. De cara al alumnado, a parte de las prácticas, me parece muy interesante hacer doctorados en colaboración.
X.G. ¿La universidad debe mantener la relación con empresas que no pagan a los becarios o ni siquiera les ofrecen ayuda para transporte?
N.B. La mayoría de las que tenemos en la UPV/EHU no son remuneradas, ahora, bolsas de ayuda sí tiene que haber. No me parece de recibo que perdáis dinero cuando realizáis unas prácticas.
M.R. Los estudiantes de nuestra facultad pensamos que hay una buena oferta de euskera, pero no tanto en inglés. ¿Cómo podemos llegar a la enseñanza trilingüe que propones si la oferta es tan escasa?
N.B. Pues yo creo que vuestra facultad es un ejemplo porque habéis triplicado el número de Erasmus. Además, ha puesto en marcha la estrategia de concentrar la oferta de inglés en un cuatrimestre de forma que pueda resultar atractiva para los estudiantes que vienen de fuera y que vosotros también podáis disfrutar de ella para ampliar vuestras competencias lingüísticas.
M.R. ¿Pero el profesorado está preparado para dar clases en inglés?
N.B. Hay cerca de 900 profesores que tenemos la acreditación lingüística, otra cuestión es que en algunas facultades aún no está cubierta la oferta en euskera y los profesores con esa acreditación no han podido poner en práctica asignaturas en inglés.
M.R. ¿El peso que se da al euskera está frenando la contratación de profesores internacionales que den un impulso al inglés?
N.B. Yo no lo creo.
X.G. Como estudiantes queremos que los profesores además de tener una trayectoria académica tengan también una carrera profesional.
N.B. Me parece muy importante que haya profesores asociados que trabajen a tiempo parcial en la universidad mientras desarrollan su labor profesional en su empresa de forma que puedan acercar la práctica profesional al aula. Hay que facilitar las pasarelas entre la Academia y el mundo laboral.
X.G. A veces nos encontramos con profesores, digamos ya veteranos, que tienen cierto grado de desmotivación con sus asignaturas porque llevan muchos años haciendo lo mismo.
N.B. Es muy difícil motivar a una persona cuando realmente no tiene apego a su trabajo. Lo que podemos plantear en este tipo de casos son cursos de formación, ayuda para que se reciclen. Porque, a veces, no es que les aburra la asignatura que imparten sino que les cuesta subirse al carro de la tecnología, porque a medida que te vas haciendo mayor te vas haciendo mucho más resistente al cambio, te vas haciendo más cómodo, pero todo eso son miedos. Entonces lo que hay que intentar es romper esos miedos y facilitar al máximo su actualización para que recupere la ilusión.
X.G. ¿Por qué los estudiantes somos más recelosos ante las elecciones?
N.B. No creo que haya recelo, creo que hay desconocimiento. Me parece que los representantes de los Consejos de Estudiantes, a pesar de que lo intentan, no son capaces de hacer llegar al resto la importancia que tienen.
X.G. ¿Y qué habéis hecho para llegar a los estudiantes?
N.B. Estamos realizando reuniones por campus, pero no es fácil. Sabéis que en Vitoria se nos impidió hablar aunque estuvimos hora y cuarto intentándolo. El grupo de estudiantes que lo impidió entiende que el modelo de universidad que nosotros tratamos de apoyar no es el suyo, pero tampoco nos han dado la posibilidad de tratar de modificar las cuestiones que podemos hacer mal.
X.G. Hay organizaciones estudiantiles a las que se da cobijo, con aulas etc., y que causan desperfectos y no respetan las normas de convivencia. ¿Hay que seguir dándoles cobijo o hay que revisar esa relación?
N.B. El respeto a la convivencia es una premisa fundamental y está por encima de cualquier otra cuestión. Dicho esto, creo que los estudiantes tenéis que tener vuestros espacios de reunión. Me parece bien que se dote de espacios, pero siempre cuando se respeten las reglas del juego. Aquí hay encerronas en distintas facultades que no conducen a desperfectos, pero a veces hay grupos de estudiantes que no entienden qué es la convivencia y se producen este tipo de situaciones.
X.G. Hay un problema recurrente que es la cuestión del transporte a y desde los campus. ¿Qué vas a hacer para mejorar el servicio de bus?
N.B. El transporte no es competencia de la universidad, pero desde la universidad tenemos que trabajar conjuntamente con el alumnado para hacer llegar a las distintas diputaciones, sobre todo en Bizkaia y Araba, las necesidades importantes que hay en estos momentos.
M.R. ¿Qué pasaría si no llega al 33% de los votos para ser la rectora?
N.B. Que entraríamos en un periodo de desgobierno en la universidad y tendríamos que volver a fijar un calendario de elecciones y comenzaría de nuevo el proceso.