PAMPLONA. Entre un 5 y un 10 % de la población pediátrica presenta síntomas depresivos, si bien los rasgos de esta enfermedad en niños y adolescentes son diferentes a los síntomas habituales de tristeza que presenta la población adulta.
Así lo ha puesto de manifiesto el director de la Unidad de Psiquiatría Infantil y Adolescente de la Clínica Universidad de Navarra, César Soutullo, con motivo del inicio de un ensayo clínico internacional y multicéntrico, en el que participa la CUN, con un nuevo fármaco para tratar la depresión mayor.
El medicamento es la vortioxetina, un fármaco que ya se ha probado en pacientes adultos, y que se pretende ahora pulsar en la población pediátrica, en la que los rasgos de depresión son diferentes y se caracterizan por irritabilidad, cambios de humor, desgana, apatía y pensamientos negativos sobre uno mismo.
Así, "aunque actualmente existen terapias efectivas contra la enfermedad, continúan investigándose nuevos tratamientos para ampliar el abanico de alternativas terapéuticas con menores efectos secundarios", ha explicado el especialista en una nota.
El ensayo clínico, ya abierto en el centro pamplonés, probará la seguridad y eficacia del fármaco antidepresivo vortioxetina, en una muestra de 15 a 20 pacientes de entre 7 y 17 años, que deben estar ya diagnosticados de trastorno depresivo mayor y recibiendo tratamiento médico como pacientes ambulatorios para este trastorno.
A la vez que en la Clínica, la investigación se desarrollará también en centros médicos de otros países como Estados Unidos y Polonia.
Para el investigador principal del estudio de la CUN, César Soutullo, este trabajo es importante "ya que la depresión es un problema bastante frecuente en niños y adolescentes".
Sin embargo, alerta el especialista, "los síntomas no suelen ser como los de los adultos, en quienes se manifiesta principalmente mediante tristeza. En menores, algunos niños presentan hastío o aburrimiento, falta de interés o irritabilidad, síntomas que a veces confunden el diagnóstico con alteraciones conductuales, relacionadas con la adolescencia".
En otras ocasiones, pueden presentar un menor rendimiento académico, debido a una falta de atención y de interés que les hace dejar de esforzarse, describe el psiquiatra.
Estos síntomas son comunes a otras circunstancias no relacionadas con la depresión, si bien el especialista advierte que la alarma debe dispararse cuando se produce un cambio de conducta -no necesariamente muy brusco-, respecto a su estado normal.
"A lo largo de unas semanas es un niño que empieza a estar muy cansado, con problemas físicos, o que expresa ideas que connotan una autoestima muy baja", explica.
Alteraciones físicas, como problemas para dormir o cambios en el apetito -tanto a menos como a más-, y un estado de humor triste, irritable o de desinterés (anhedonia o falta de satisfacción ante cosas que antes les gustaban) son algunos de los principales rasgos depresivos en menores.
"Un niño que deja de salir con compañeros y se pasa mucho tiempo en casa sin hacer nada, con sensación de apatía", son otras posibles señales depresivas que describe Soutullo, quien resume que son menores que presentan un estado de humor alterado, mantenido y prolongado en el tiempo, "con falta de energía, desgana o apatía e ideas negativas sobre él mismo".