Puede que en Holanda se hayan acabado las bromas con los drones. Estas máquinas pilotadas a distancia han sobrepasado la categoría de moda para ser una plaga peligrosa y hay quien quiere que tengan los días contados, al menos en algunas zonas especialmente sensibles. Cada vez son más los episodios que se conocen en Europa de aviones comerciales que han impactado o esquivado por pocos metros este tipo de máquinas cuando realizaban sus maniobras de despegue o aterrizaje. Es por eso que la Policía holandesa ha decidido tomar cartas en el asunto y pasar a la acción. Para ello ha decidido poner la solución en manos (o en las alas) de un comando de élite especialmente entrenado para luchar contra los drones. Este equipo está formado por águilas, espectaculares aves rapaces que combatirán en el aire dispuestas a derribar todo objeto volador no tripulado que incordie donde no debe.

La Policía de Holanda será la primera del mundo en utilizar águilas para derribar drones en pleno vuelo, tras someter a las aves a un proceso de entrenamiento que, según ha difundido la propia policía, ha sido completado con éxito. de hecho, ya se han realizado exhibiciones para mostrar a los medios y al público cómo actúan estos animales y qué habilidades pueden desempeñar para cumplir con su objetivo.

Aunque las aves pertenecen a una empresa privada, la Policía holandesa tiene previsto empezar a utilizar las suyas propias a en los próximos meses. En un primer momento se quiere comprobar la eficacia de las águilas y después preparar más ejemplares para estas labores.

Las fuerzas de seguridad comenzaron el adiestramiento el pasado mes de enero, pese a las reservas de varios expertos en bienestar de los animales que advertían de que las águilas podían sufrir daños en las garras durante las operaciones al entrar en contacto con las pequeñas hélices que utilizan estos aparatos. Un portavoz de la Policía aseguró al diario NRC que las aves utilizadas hasta la fecha no habían sufrido daños, si bien afirmó que se dotaría a los animales de materiales protectores para las garras.

La decisión se ha tomado ante la preocupación por el riesgo creciente de que aviones no tripulados puedan colisionar con otras naves, como helicópteros de rescate, o entren en espacios no autorizados, como zonas cercanas a aeropuertos. No son pocos los incidentes registrados en los principales aeropuertos europeos en los que han estado implicados drones.

Uno de los más graves ocurrió el pasado 18 de abril, en Londres. Un vuelo comercial que llegaba a la capital británica desde Ginebra con 137 personas a bordo chocó contra un dron. El avión, fletado por la compañía British Airways, no sufrió daños y pudo completar el vuelo sin problema. Ya en tierra se constató que no tenía ninguna avería que le impidiese proseguir con sus vuelos programados, pero el incidente vino a confirmar los peores temores de los pilotos y controladores aéreos. No se pudo localizar al dueño de la máquina no tripulada.

Balpa, la Asociación de Pilotos Aéreos Británicos, llevaba ya meses pidiendo a las autoridades del país que tomasen medidas contra los drones. Según sus datos, entre el 11 de abril y el 4 de octubre de 2015, se denunciaron 23 incidentes con aparatos de este tipo en los que pudo ocurrir una desgracia. Hasta que ocurrió la colisión ya relatada, el caso más grave había sido el de un avión Embraer 170 que esquivó por poco un dron cuando sobrevolaba el Parlamento Británico para aterrizar en Londres. A partir de ahora esto será más complicado que ocurra en Holanda. De eso se encargan las águilas. - DNA/Efe