PAMPLONa - Después del viaje a las fiestas de Pamplona, los cinco acusados de la violación de Sanfermines habían planificado acudir a un festival de música que se iba a celebrar a mediados de julio en Chipiona (Cádiz), el conocido como Alrumbo Festival. Los diez tenían previsto asistir a los diversos conciertos, pero por los mensajes que se intercambiaron a través del grupo de WhatsApp creado al efecto para ello con el nombre Alrumbo Fest, sus intenciones no parece que fueran a limitarse a escuchar música. En este chat, a la vista de la información extraída por la Policía Foral de los teléfonos de los procesados, se puede comprobar cómo un amigo de los procesados menciona, en el mismo sentido que lo hizo uno de ellos al organizar el viaje a Sanfermines, la idea de llevar una droga sedante al festival. “Tengo reinoles tiraditas de precio”, presumió el citado participante, quien añadió a continuación: “Para las violaciones”.

Los reinoles, también llamados rochas o rophies, es una expresión vulgar para denominar al Rohypnol, nombre comercial del flunitracepam, un fármaco que tiene efectos hipnóticos y sedantes y que se conoce como la droga de la violación porque es incolora, inodora y se trata de una pastilla para dormir de acción rápida que se puede deslizar en un trago, dejando a la víctima con poca o nada memoria sobre el incidente. Es diez veces más potente que un valium.

La desconcertante propuesta que realiza esta persona en el chat es expuesta con naturalidad y no recibe muestras de reproche ni de sorpresa por parte del resto de sus colegas, de tal modo que incide en ella. “Hay que empezar a moverse”, insiste, confundiendo el tiempo que realmente quedaba para el festival. “Es en julio, pero esa es la actitud”, le anima otro amigo de los acusados y miembro del chat The manada.

El mismo individuo que presume de tener “reinoles tiraditas de precio para las violaciones” reitera sus planes a continuación. “Hay que empezar a buscar el cloroformo, los reinoles, las cuerdas..., para no cogernos los dedos, porque después queremos violar todos”. El procesado Alfonso Jesús C.E. ríe al leerlo.

Aunque estos mensajes no fueron emitidos ni jaleados por ellos, sí cobran interés al ser vertidos en un grupo de WhatsApp en el que participaban los cincos acusados de violar a una madrileña de 18 años en los Sanfermines y de abusar en Pozoblanco (Córdoba) de otra joven de 21 años en mayo, en ambos casos bajo la sospecha de haber usado alguna droga sedante.

Además, no hay que olvidar que los amigos de los jóvenes sevillanos, al enterarse el 7 de julio de que habían sido detenidos cinco varones por una agresión sexual, pensaron en ellos, porque “era su estilo y modus operandi”. Por ellos “no pondría la mano porque me la achicharraría”, escribió uno de sus allegados. - J.M./E.C.