Bermeo - Mientras el centenar de pesqueros que conforman la flota vasca de bajura permanece amarrado en puerto, parejas de buques arrastreros pelágicos franceses continúan pescando en el Cantábrico a la pesca de atún blanco-bonito del norte. Una circunstancia que enerva los ánimos de los arrantzales vascos. “Madrid nos obliga a amarrar en puerto porque dice que hemos agotado el total de capturas permitido y mientras tanto los pelágicos franceses continúan en la mar pescando bonito con la cuota que han recibido por la cesión realizada por España en febrero” asegura Carlos, patrón de un buque cacero bermeano.

“Además -añade el patrón- cuando desde Bruselas se aboga por una pesca selectiva sin descartes, la flota selectiva, la nuestra, la que pesca los bonitos uno a uno sin realizar ningún descarte, es obligada a amarrar en puerto. Mientras tanto, la flota pelágica francesa cuyos barcos arrojan al agua grandes cantidades de pescado muerto y delfines que resultan atrapados en sus redes, continúa pescando con total impunidad”.

Iñaki, patrón de otro pesquero bermeano, destaca el gran impacto que provoca en el ecosistema marino la pesca con redes de arrastre pelágico. “Nosotros pescamos durante el día y los pelágicos lo hacen durante la noche. Al día siguiente tenemos que abandonar la zona porque han arrasado con todo. Este año -denuncia- ha habido más pelágicos que nunca. Incluso grandes buques irlandeses, con una capacidad de pesca muy importante, se han acercado hasta nuestras costas y han descargado en nuestros puertos”. La intención de algunos pesqueros de desplazarse hasta aguas gallegas para pescar patudo se ha visto truncada por la actividad de la flota pelágica. “Había bastante patudo cerca de Finisterre pero los pelágicos han arrasado con todo”.

En este sentido, cabe recordar que la legislación pesquera española prohibe la utilización de redes pelágicas. “Cómo se puede entender que una administración que no permite el empleo de un arte de pesca por su carácter nocivo, ceda 1.200 tn. de bonito a la flota de otro país que sólo utiliza ese arte para la pesca de bonito. Es incomprensible” recalca Jesús, patrón de un buque bermeano. - R. Basaldua