En las verdes campas de Lendoñobeitia, entre bosques y cuestas y con el Tologorri y su grisácea muralla siempre a la vista, las 50 vacas de Maite Robina pastan en un paraje de ensueño. En total, 28 hectáreas para que estas reses, grandes y pequeñas, disfruten del incipiente buen tiempo que trae consigo la primavera. Después de todo, más allá de la alimentación y las inspecciones, una de las principales características de la ganadería ecológica es que los animales vivan al aire libre siempre que la meteorología lo permita. Así que, a partir de ahora, a pacer y pacer, como señalan los ganaderos de la zona.

A sus 58 años, Maite Robina, vecina de este barrio de Urduña, lleva toda la vida entre estas campas dedicándose a la cría de ganado. Primero fueron vacas de leche, pero cuando sus suegros dejaron el negocio optó por cambiar a vacas de carne -limusinas, concretamente-. “La leche lleva mucho trabajo para que se encargue una persona sola”, indica. Y puestos ya a hacer cambios, Robina aprovechó a acudir a un curso de la asociación de ganaderos de Urduña sobre ganadería ecológica. “Fue cuando me di cuenta de que prácticamente ya estábamos haciendo lo que nos proponían, así que me lancé al carro”.

Desde entonces han transcurrido 8 años y Robina continúa criando a las reses en sus fincas. El único cambio que ha notado en su trabajo diario desde que obtuvo el certificado ecológico, más allá de las inspecciones pertinentes del Consejo de Agricultura y Alimentación Ecológica de Euskadi (ENEEK, por su siglas en euskera), es que ahora usa abono ecológico en vez de utilizar el convencional.

“El objetivo final es no depender de fuera, intentar mantener al ganado con el alimento que se produce en las fincas”, explica Robina. En otras palabras: ser autosuficiente. Y cuando la sequía aprieta y esto se convierte en todo un reto, como durante el mes de agosto si no llueve, siempre quedan los comunales -los montes públicos donde cualquiera puede llevar su ganado a pastar.

Robina asegura que el resultado de este modelo de cría sí que se nota en el paladar, pero no en el bolsillo. “Preparar una vaca en ecológico cuesta más que en convencional para lo que luego sacas de rendimiento”. Al fin y al cabo, si se sube el precio no se vende la res. De ahí que a día de hoy no dedique todo su ganado a la cría ecológica, sino que reserve una parte para la venta directa. “Y aun así está costando mucho, sobre todo concienciar a la gente para que consuma este tipo de carne”. Por ello, opina que aunque habría que centrarse en el valor de la carne en vez de en ir buscando las subvenciones, actualmente no habría ganadería en Euskadi de no ser por estas. “Así están las cosas”.

En una situación similar se encuentra Julián Ejalde, otro ganadero de la zona que dedica parte de su explotación a la ganadería ecológica. Tras 6 años metido en este tipo de cría, trabaja con 70 vacas y algo más de 20 ovejas. Al igual que a Robina, la transición a lo ecológico le resultó sencillo, pues salvo el abono y el forraje por lo demás ya estaba llevando a cabo todo en ecológico.

Sin mercado Sin embargo, el problema viene a la hora de poner la carne en el mercado. “A día de hoy no hay suficiente demanda en ecológico y muchas veces es complicado vender la carne”. Precisamente por ello, al igual que Robina, Ejalde tampoco cría a todos sus animales de esta manera. “En ecológico no utilizamos cebaderos y sin ello muchos carniceros no nos compran”.

La solución, para Ejalde, es clara: “Hay que concienciar a la sociedad, porque si el consumidor no tira y populariza el producto, no habrá futuro para la ganadería ecológica”. Según explica, entre sus virtudes, esta carne es más saludable, menos contaminante para el medio ambiente y, en cuanto al precio, asegura que no tiene por qué ser mucho más cara. Después de todo, él la vende al mismo precio que la convencional. “Cara al consumidor sí que hay una diferencia, pero a los ganaderos no nos llega esa diferencia en absoluto aunque tengamos que trabajar más”.

De momento, para mantener la explotación ecológica a flote, Ejalde vende a grupos de consumo reses enteras. “La carne ecológica no es como la verdura ecológica: cuando sacrificas una vaca hay que venderla toda, porque de lo contrario se estropea, no como unos puerros que puedes dejarlos en la tierra unos días más”.

Al igual que Robina y Ejalde, en Euskadi hay otros 84 ganaderos con explotaciones certificadas en ecológico según ENEEK, algunas de ellas con una problemática similar. Ambos consideran importante que se certifique la carne en ecológico para diferenciarla de la convencional. Si bien aseguran que los ganaderos vascos que crían en convencional también ofrecen un producto de calidad, ellos aluden a que su producto es más saludable y menos contaminante, más allá del sabor. “Esta ganadería tiene potencial, pero todo está en manos del consumidor”.

Aumenta la agricultura ecológica. El número de operadores ecológicos en Euskadi ha crecido un 10% con respecto a 2014, alcanzando el número de 476 explotaciones ecológicas, según ENEEK. El crecimiento ha sido de un 9 % en Araba, un 5 % en Gipuzkoa y un 6 % en Bizkaia. Resumiendo, en Gipuzkoa se ubican el 40% de los operadores de Euskadi, frente al 29 % en Araba y el 31 % en Bizkaia.

La ganadería ecológica decrece. Por otro lado, el número de explotaciones ganaderas con certificado ecológico ha caído en un 9% desde 2014. Ante estas cifras, los ganaderos insisten en que es necesario concienciar a la sociedad para que consuma carne más saludable y menos contaminante para el medio ambiente. “Si no hay demanda se acabará la oferta”, arguyen.

Número de explotaciones

Vacuno carne25

Avicultura carne18

Ovino carne14

Equino8

Ovino leche6

Vacuno leche5

Otros10

TOTAL86