Ser víctima de acoso escolar puede empezar por un mote que te ponen tus compañeros al considerarte diferente, como margi -diminutivo de marginado-, un apodo que puede provocar daño psicológico al menor, recordaron ayer los expertos en el Día Mundial contra esta violencia en el entorno de las aulas. “Me impacta que un niño me diga que le llaman ‘margi’ porque es un apodo que se repite mucho entre las víctimas de acoso escolar”, aseguró la psicóloga Diana Díaz, subdirectora del teléfono de la Fundación Ayuda a Niños y Adolescentes en Riesgo (ANAR).
“Es importante saber que todos somos diferentes, únicos y especiales” -continuó Díaz- y por eso se debe trabajar con las víctimas su autoestima, sus fortalezas, sus hobbies”, con el objetivo de que “no se sientan inseguros por su manera de ser”. Esta experta, que atiende al teléfono de ANAR (900 20 20 10, anónimo, gratuito y disponible 24 horas) desde hace ocho años, recalca el cambio que se ha producido en los últimos años en el acoso entre menores por las nuevas tecnologías.
Las redes sociales han hecho que el acoso “haya pasado de los insultos verbales, de hacer el vacío o de agresiones físicas” a que las víctimas “no tengan descanso”. “El acoso se ha incrementado a las 24 horas del día y toda la semana”, lamenta Díaz, que señala que todo el tiempo que las víctimas estén conectados con sus grupos “se van a encontrar el tema del acoso”.
Resaltó que en las llamadas que atiende sobre acoso escolar se ha llegado a encontrar con chavales que les han tirado por una escalera o que han sufrido la paliza de un grupo. Por ello, en las llamadas que atiende ANAR (trabajan psicólogos especializados en infancia y que han tenido que realizar un curso de formación específico) se tiene en cuenta la “urgencia” de cada caso.
El menor que decide dar el paso de contar la situación de acoso que está sufriendo en su colegio a sus padres o a ANAR suele empezar diciendo que tiene “dificultades para relacionarse con sus compañeros o amigos”. La víctima debe sentir apoyo emocional al contar sus experiencias y entender que sus emociones son legítimas, lo que le generará un clima de confianza, según Díaz.
“Cuéntalo como tu quieras contarlo y con el tiempo que necesites”, es lo que comunicamos al otro lado del teléfono, aseguró Díaz, que añadió que a veces es necesario recomendar al menor o a las familias la necesidad de trabajar con un psicólogo presencial. El I Estudio sobre bullying según los afectados, presentado precisamente la semana pasada por la Fundación ANAR, dice que el 70 % de los menores que sufre acoso escolar lo padece a diario y en más del 40 % de los casos desde hace más de un año.
ANAR recibió en 2015 un total de 25.000 llamadas sobre acoso escolar (de menores o sus familias) y el número total de casos contrastados ascendió a 573, un 75 % más respecto a 2014. La edad más habitual de padecer acoso son los 12 y 13 años y el 51 % de las víctimas son chicas.
Además, el 30,7 % de los acosados reconocen que no se lo han contado a sus padres. A primeros de este año se conoció la carta de un niño de once años de Madrid que se quitó la vida en octubre pasado, en la que explicaba a los padres los motivos por los que no quería ir al colegio, lo que volvió a poner de actualidad un tema que sufren millones de menores en todo el mundo.
En el Estado, según datos del Ministerio de Educación, los casos de violencia escolar afectan al 4 % del alumnado. Dentro del Plan Estratégico de Convivencia Escolar anunciado por el Ministerio de Educación, está previsto poner en marcha un teléfono -similar al 016 contra la violencia machista- y que, al igual que el desarrollado por la Fundación ANAR, sea la vía de denuncia y erradicación para este tipo de violencia dentro y fuera de las aulas.