Mitilene - La isla griega de Lesbos está preparada para recibir hoy al papa Francisco y al patriarca ortodoxo Bartolomé, una visita cargada de simbolismo en un momento de críticas feroces contra el hacinamiento de refugiados que ha producido el acuerdo de deportación entre la UE y Turquía.
Las esperanzas de los griegos, así como de las ONG activas en la ayuda a los refugiados está puesta en que Francisco sea fiel a la línea crítica que ha venido manteniendo hasta ahora. “Durante su visita, Francisco destacará el papel crucial que tiene la solidaridad local e internacional”, pero también “debe hablar sobre las violaciones, el miedo y la incertidumbre que sufren miles de refugiados y migrantes atrapados en el limbo en Lesbos y en otros lugares en Grecia”, señaló Gauri van Gulik, subdirector de Amnistía Internacional para Europa.
Una clara señal de que el Papa posiblemente no se limite a pronunciar unas palabras inocuas es la decisión de visitar junto al Patriarca de Constantinopla y al Arzobispo de Atenas y toda Grecia nada menos que el centro de detención de Moria y no el campamento abierto de Kara Tepe. En el campo de Moria están hacinadas actualmente unas 3.000 personas, alejadas de la mirada de la opinión pública.
En Moria, el Papa, el patriarca y el arzobispo de Atenas, Jerónimo, saludarán personalmente a unas 250 personas y luego comerán con algunos refugiados, y además firmarán una declaración conjunta, en la que se espera envíen un fuerte mensaje a los líderes internacionales.
Por otra parte, el presidente de Bolivia, Evo Morales, regaló ayer al Papa Francisco tres libros sobre los beneficios del consumo de la hoja de coca y le invitó a consumirla porque, según subrayó el mandatario durante su reunión privada en la Biblioteca del Palacio Apostólico del Vaticano, así “aguanta toda la vida”.
Durante el viaje a Bolivia del Pontífice, el jefe de Estado de Bolivia le regaló crucifijo tallado en una hoz y un martillo. Francisco, que dijo no sentirse ofendido, confesó su sorpresa por el regalo y admitió desconocer que lo había diseñado el padre jesuita Luis Espinal, asesinado por la dictadura boliviana en 1980. - Efe/E.P.