vitoria - Golpes, empujones, patadas, gritos, insultos y amenazas. Incluso intimidaciones con armas blancas. Es la otra cara del trabajo del personal sanitario. Agresiones físicas y verbales tanto de los pacientes como de sus acompañantes que se producen sobre todo contra el personal de enfermería y auxiliares. De hecho, ocho de cada diez enfermeras han sufrido en algún momento de su trayectoria profesional una agresión verbal o física, según denuncia el sindicato SATSE.

Osakidetza ha constatado un aumento de estos incidentes ya que registró el año pasado 518 notificaciones por agresión verbal o física a sus profesionales. De ellas, 149 fueron accidentes (agresiones con resultado de lesión) y 369, incidentes (agresiones que no causan lesión). De los 369 incidentes, 152 consistieron en acciones como insultos y vejaciones. En otros 143 hubo amenazas, intento de agresión o uso de armas, y el resto de las acciones contabilizadas fueron violencia contra bienes materiales. El Servicio Vasco de Salud no precisó, sin embargo, en qué proporción se han incrementado los ataques con respecto a 2014.

Con motivo del Día contra las Agresiones en el Ámbito Sanitario, el director de Recursos Humanos, José María Armentia, aseguró ayer que “un solo caso de agresión es intolerable y debemos seguir poniendo medidas para evitar cualquier tipo de agresión, sea del tipo que sea. Exigimos, una vez más, el máximo respeto para los y las profesionales que a diario se esfuerzan por cuidarnos y curarnos, y emplazamos a los y las profesionales a seguir denunciando cualquier caso de esta naturaleza”. Sin embargo para SATSE, estos datos son sólo la punta del iceberg del problema porque la inmensa mayoría de los casos no son denunciados. “La mayoría de estos hechos -hasta en un 90%- no se denuncia porque la gente quiere pensar que lo sucedido no es una agresión. Piensa que ha podido ser una salida de tono, un empujón leve, unos gritos, porque no se ve bien que te agredan por vestir un uniforme y estar ejerciendo un trabajo”, señala Saéz de la Maza, portavoz del sindicato de enfermería.

Pacientes molestos con la medicación recetada, el elevado tiempo de espera o que no se concedan determinaas bajas hacen perder los nervios a más de un paciente, que también pierden las formas, lo que se convierte en un gran peligro. El grueso grande de estos incidentes se debe, sin embargo, a discrepancias con la atención.

Por colectivos, y según los datos aportados ayer, dentro de las declaraciones de accidentes por agresión, el área de Psiquiatría se lleva la peor parte del registro, con más de la mitad de los casos, un total de 77 agresiones físicas. Este área concentró también la mayoría de bajas (16), aunque el ámbito de Hospitalización también resultó muy perjudicado y contabilizó un elevado número de agresiones de carácter físico, 39.

Más frecuentes entre mujeres Resultaron asimismo más frecuentes entre los profesionales que tienen más contacto con pacientes y familiares, y afectaron principalmente a las mujeres, las mayores damnificadas ya que fueron objeto de 426 agresiones frente a 92 los hombres. Las féminas acapararon además la inmensa mayoría de las agresiones de carácter físico, ya que fueron las víctimas en 120 casos. Eso motivó que 24 de los 28 trabajadores que cogieron la baja fueran también mujeres.

“Está demostrado que las enfermeras son más vulnerables, sobre todo en los turnos de noche, donde están más solas y también en los servicios de Urgencias o cuando practican atención domiciliaria, donde están totalmente expuestas porque se cierra la puerta y se pueden generar cualquier tipo de conflictos”, declara Sáez de la Maza, instando a concienciar a la población.

Ante la dimensión del problema, Osakidetza está dispuesta a implicarse a fondo. Por eso, en la reunión del Observatorio sobre agresiones -prevista para hoy-, presentará una nueva batería de medidas encaminadas a reforzar los protocolos de protección al sector y respaldar y protegerles en su día a día.

Durante los últimos años, se han tomado medidas para desactivar o reconducir episodios incipientes, y también otras intervenciones, desde el botón de emergencia hasta la separación física, potenciando especialmente la importancia de declarar las agresiones. Según Armentia, “para seguir mejorando la prevención de las agresiones, nos parece importante completar la revisión del protocolo específico de actuación, abrir nuevos espacios para la notificación (blog, correo electrónico?) y reforzar la formación de nuestros profesionales”.