GAsteiz - Mindfulness, quiropráctica, aromaterapia. Son disciplinas pseudocientíficas que están ganando adeptos a día de hoy. Sin embargo, los expertos aseguran que pueden ser perjudiciales para la salud. Fernando Frías, socio fundador de Círculo Escéptico y miembro de ARP-Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico, profundiza en este asunto.

¿Qué es la pseudociencia y qué diferencias tiene con la ciencia?

-Es bastante complicado, porque la línea tiende a ser difusa. Resumiendo podríamos decir que una pseudociencia es una disciplina o una práctica que intenta parecerse a la ciencia y aprovecharse de su prestigio, pero sin cumplir los requisitos básicos para considerarse como tal.

¿Cuáles serían esos requisitos?

-Sobre todo, utilizar una metodología científica, no incurrir en el dogmatismo y no depender de inspiraciones geniales o creencias mágicas o sobrenaturales. Pero repito que sería más casuístico y no hay una definición concreta.

¿Y cuáles serían las diferencias entre pseudociencia y fraude científico?

-Nuevamente, se trata de una frontera difusa. Muchas veces las pseudociencias se aprovechan de los fraudes científicos para seguir para adelante. Se podría decir que, en cierto modo, son dos caras de la misma moneda.

¿Podría mencionar algún caso concreto de pseudociencia?

-El mindfulness, por ejemplo, sería una pseudociencia; al menos en la forma que se está desarrollando en los últimos años. Sí que tiene una base científica que podría ser razonable, incluso con ideas interesantes, pero se abusa y se extrapola sin base suficiente. Otros casos serían la musicoterapia o la aromaterapia. Son realmente herramientas terapéuticas que funcionan en el marco de una terapia acompañadas de otras acciones, pero no terapias en sí mismas, lo cual es una barbaridad y es precisamente lo que se está intentando vender. Y uno de los ejemplos más claros serían los análisis genéticos para las intolerancias y alergias que se venden en cualquier tienda por la calle. Hay una base científica, una plausibilidad, pero se requiere una metodología mucho más completa y son muchísimo menos viables de lo que se promete.

¿Qué consecuencias pueden acarrear este tipo de disciplinas?

-Tanto el fraude científico como las pseudociencias son peligrosas para la sociedad, ya sea por el peligro directo que pueden traer para la gente como por socavar la confianza en las prácticas científicas honradas. Hay gente que renuncia a la quimioterapia por otros tratamientos pseudocientíficos que no sirven para nada y acaba muriendo. Pero también puede ocurrir que la propia pseudociencia tenga consecuencias negativas directas, como los tratamientos quiroprácticos. Como la quiropráctica incluye una manipulación de la columna vertebral, puede llegar a ser peligrosa y provocar casos de parálisis e incluso fallecimientos. En resumen, las pseudociencias son un peligro para la sociedad; no exactamente igual del que viene de la mala ciencia, pero sí con consecuencias similares o peores.

¿Qué opina de la tendencia de las pseudociencias? ¿Están proliferando o se mantienen estables?

-Hay gente que considera que están a la alza, pero yo no estoy de acuerdo. Las pseudociencias que están irrumpiendo y avanzando en la creencia popular no están llegando a un público nuevo, sino al mismo de siempre, el que mantiene una especie de pensamiento mágico. Por tanto, siguen con la misma presencia en cuanto a volumen, pero lo que sí que varían son las pseudociencias predominantes. A día de hoy, las nuevas pseudociencias, sobre todo relacionadas con temas de salud, están remplazando a las anteriores.