Praga - República Checa, Eslovaquia, Hungría y Polonia anunciaron ayer que, si Grecia no logra cumplir sus compromisos y sellar la frontera de la Unión Europea a la llegada de refugiados antes de abril, impulsarán una estrategia para detener el flujo migratorio en Bulgaria y Macedonia. “Damos a Grecia hasta abril, pero soy pesimista”, manifestó el primer ministro eslovaco, Robert Fico, al término de la reunión de esos países que integran el grupo de Visegrado.

Fico también recalcó que ese plan B será consensuado con el resto de socios comunitarios y se propondrá en la cumbre comunitaria que comienza el jueves. El político socialdemócrata aseguró que su país, que ya tiene 25 policías fronterizos en Macedonia, está dispuesto a enviar otros 300 agentes en tres semanas para ayudar a la protección de la frontera.

La primera ministra polaca, Beata Szydlová, aseguró que el plan consensuado en esta minicumbre centroeuropea no es una “maniobra en contra de nadie”. Tampoco es, apuntó, una alternativa al plan de acción acordado por Bruselas, e impulsado principalmente por Alemania, para que Turquía frene el flujo migratorio en su territorio a cambio de 3.000 millones de euros para que atienda a los refugiados que huyen de la guerra civil en la vecina Siria.

“Apoyamos el acuerdo entre Turquía y la Unión Europea con un plan de acción, para regular la presión migratoria”, señaló el jefe del Gobierno checo, Bohuslav Sobotka, quien precisó que se espera que Ankara trabaje “según las reglas de Schengen”. Con todo, los países de Visegrado quieren contribuir a “buscar esa solución conjunta, de manera realista”, manifestó.

Para Viktor Orbán, primer ministro húngaro, ese plan B será una “segunda línea” de protección ante el convencimiento de que Grecia no será capaz de detener la llegada de refugiados. Horas antes de iniciarse la cumbre, Orban anunció que ha ordenado reforzar la vigilancia en la frontera sur del país y prepararse para construir nuevas vallas para contener la entrada de refugiados.

“La defensa de Hungría y contra las cuotas obligatorias (de reparto de solicitantes de asilo) debe ser un asunto nacional”, manifestó el primer ministro húngaro en un discurso en el Parlamento. Orbán agregó que su Gobierno quiere “defender la seguridad de la gente húngara” con un objetivo: “Impedir que los húngaros tengamos que vivir con quienes no queremos”. Hungría tiene cerradas con alambradas sus lindes con Croacia y Serbia y planea hacer lo mismo con Rumanía si la ruta migratoria se desvía hacia ese país.

Por su parte, la canciller alemana, Angela Merkel, ha rechazado la posibilidad de parar el flujo migratorio en Macedonia y ha defendido que se debe actuar en la frontera exterior de la Unión Europea, es decir, entre Grecia y Turquía.

Mafias migratorias Por su parte, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, abordó ayer con el comisario de Migración e Interior de la UE, Dimitris Avramópulos, y la agencia europea de control de las fronteras exteriores Frontex detalles de la misión aliada contra mafias migratorias en aguas del mar Egeo. Stoltenberg ya se reunió el pasado viernes con la alta representante de la UE para la Política Exterior, Federica Mogherini, para “debatir la necesidad de una cooperación aún más estrecha” entre las dos organizaciones de cara a la nueva misión naval de la Alianza en el Egeo. De hecho, Stoltenberg ya había hablado sobre “la cooperación UE-OTAN para hacer frente a la crisis migratoria y de refugiados” con los presidentes de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, y del Consejo Europeo, Donald Tusk. Turquía, Alemania y Grecia solicitaron el pasado jueves ayuda a la OTAN para gestionar la crisis migratoria y de refugiados. - Agencias