Donostia - El mar volvió a reclamar ayer lo que es suyo causando destrozos materiales en la primera línea de costa. Era la segunda alarma roja decretada en dos años, pero esta vez el temporal fue menos agresivo y los daños, por tanto, más leves que los del 2 de febrero de 2014. A pesar de ello, todos los municipios costeros de Gipuzkoa se vieron afectados por el embate de olas que llegaron a superar los diez metros de altura.

El propio responsable de Euskalmet, Antonio Aranda, calificó el temporal de “muy, muy fuerte”. La alarma roja estaba decretada entre las 3.00 y las 7.00 horas de ayer, pero fue sobre las cuatro de la madrugada cuando se midieron las olas más altas. 7,3 alcanzaba la ola significante -que resulta de la media de las más altas de un determinado periodo y que sirve de medida de referencia para las avisos- en la boya de Pasaia, lo que se tradujo en olas máximas de 10,9 metros. En Donostia, la boya, situada a 16 millas de la costa, midió a esa misma hora una ola significante de 9,6 metros, lo que supone que las máximas fueron muy superiores, entre 13 y 14 metros, según la gráfica publicada por Euskalmet. Afortunadamente, en el momento de la pleamar (05.02 horas), la altura del oleaje fue menor, lo que no evitó, sin embargo, que locales y bienes inmuebles cercanos a la costa sufrieran desperfectos.

“Donostia y Zarautz fueron los municipios más afectados debido al tamaño y longitud de sus perímetros costeros”, informó el Departamento de Medio Ambiente y Política Territorial del Gobierno Vasco.

En Donostia, obras como la de la ampliación de la escollera del Paseo de Salamanca evitaron que se volvieran a repetir las imágenes de hace dos años con el agua abriéndose paso por las calles de la Parte Vieja y llevándose por delante decenas de locales. Aún así, los servicios de emergencia tuvieron que calzarse las katiuskas porque el agua se volvió a colar por la calle 31 de Agosto y la plaza Zuloaga de la Parte Vieja, donde los refuerzos colocados por comerciantes y residentes en entradas y cristaleras evitaron males mayores.

Por eso, esta vez las zonas más expuestas fueron también las más dañadas. El Paseo Nuevo perdió un trozo de muro y varios puentes del río Urumea, hasta el quinto, sufrieron desperfectos. De todos modos, como indicó a primera hora de la mañana el jefe de Bomberos, Javier Baiona, la “peor parte” se la llevaron los establecimientos del paseo de La Concha como el Club Atlético San Sebastián y las discotecas Rotonda y Bataplán, así como las instalaciones del Club de Tenis, en Ondarreta. Los propios responsables de estos establecimientos admitieron que las consecuencias de este temporal habían sido peores que las de 2014. Una fuerte ola que llegó pasados 15 minutos de la pleamar fue la causante de los destrozos en la bahía donostiarra. En este contexto, el Ayuntamiento decretó el “estado de emergencia” para poder asignar fondos que permitan la reparación cuanto antes de los daños sufridos en el mobiliario urbano.

Por su parte, en Zarautz los establecimientos ubicados en la zona central del Malecón, principalmente una escuela de surf y una sociedad gastronómica, fueron los más afectados, mientras que el resto pudieron hacer frente al oleaje gracias a las medidas preventivas. La N-634 entre Zarautz y Getaria, que permaneció cortada durante toda la noche y buena parte de la mañana, también sufrió daños en el vallado. Espectacular eran también las imágenes grabadas por un vecino de un bote arrastrado desde Pasaia por el río Oiartzun hasta Errenteria siendo zarandeado por las olas como si de un muñeco se tratase.