El gallego Unai Blanco, natural de Arteixo (A Coruña), que el próximo día 20 cumplirá diez años, recibió el lunes en el centro de Formación Profesional Don Bosco de Errenteria su primer regalo de cumpleaños: una prótesis de brazo articulada impresa en 3D para su brazo izquierdo.

“Estoy muy contento y deseando enseñar mi brazo a mis amigos del colegio”, exclamó, risueño, Unai, al recibir la prótesis en el centro formativo errenteriarra. Abierto y vivaracho, ayer pudo coger con su nueva mano una botella de agua al tercer intento y un juego de llaves, incluso se rascó un ojo con sus nuevos dedos. Y tiene planes para el futuro más inmediato: andar en la bicicleta que tiene abandonada porque, hasta ahora, debía frenar de manera repentina con su mano derecha.

Unai nació sin su extremidad superior izquierda, pero, según afirma su madre, Mónica Martínez, ello no le ha creado ningún problema en el colegio de Arteixo. El pequeño ya ha utilizado otro tipo de prótesis, pero le resultaban pesadas y no podía articular los dedos.

De hecho, la prótesis de plástico impresa en Errenteria, la primera de esta extremidad que se hace mediante esta fórmula en el Estado, ha revolucionado el mundo de la ortopedia por su ligereza.

En una visita que llevaron a cabo en noviembre a su familia de Bilbao, los padres de Unai aprovecharon para acudir a la feria Maker Faire, en la que se encontraba el centro Don Bosco mostrando sus avances con la tecnología de impresión en 3D y ahí comenzaron los contactos para que Unai consiguiera su nuevo brazo.

Para ello, se escaneó en Pontevedra el muñón del pequeño y se envió el resultado al centro Don Bosco, donde lo imprimieron y consiguieron el molde exacto. No en vano, este proceso forma parte del proyecto mundial Enabling the future, de carácter altruista, en el que trabajan ingenieros que diseñan las prótesis y cuelgan las piezas en Internet para que los interesados puedan descargarlas e imprimirlas en 3D para montar después las piezas, según detalló a Efe Carlos Lizarbe, que dirige al equipo de estudiantes responsable de la prótesis. Pero en esta ocasión, ese modelo básico debió ser modificado para adaptarlo a las dimensiones de un niño de diez años, una tarea en la que contaron con la ayuda del ingeniero mecánico Lizar Azkune, de Domotec, una empresa que ha querido participar en el proyecto.

Mucho más ligero y con los colores elegidos por el propio Unai, naranja y verde, el pequeño puede dirigir sus dedos con los movimientos de su entrenado muñón. A pesar de su habilidad inicial, tendrá que seguir practicando para lograr más avances con su prótesis, aunque ya adelantó que espera poder enseñársela a sus compañeros del colegio este mismo jueves.

Para construir la prótesis fueron necesarios dos meses de cálculos, un día para imprimirlo y tres tardes para montarlo. Los encargados de llevar a cabo esta tarea fueron los alumnos de Electrónica Sergio Hurtado, Iñaki Peña, Xabi Carbayo e Iván Míguez, dirigidos por Lizarbe.

“Con esta hemos creado cuatro prótesis, pero la particularidad de esta última es que es la primera vez que se construye un brazo entero”, señaló el profesor.

El año pasado enviaron dos manos a México, a través del programa Enabling the future, y este año crearon otra mano para Toni, un niño zaragozano de tres años. “Según su madre, Toni es muy pequeño y tiene dificultades para hacer el juego de la muñeca, pero Unai que ya es más mayor no tendrá ningún problema”, afirmó Lizarbe.