Llegan sin pasaje ni pasaporte, pero en los últimos años son muchos los polizones indeseables que se han colado por un aeropuerto. La epidemia de gripe aviar, la pandemia de gripe A (también llamada gripe H1N1), el chikungunya, el ébola y ahora el Zika surcan los cielos y convierten en peligro potencial todo lo que tocan. El virus que está poniendo en jaque a las autoridades sanitarias de Latinoamérica -por su relación con casos de malformaciones de bebés- y que ha obligado a la Organización Mundial de la Salud a decretar la emergencia sanitaria internacional sólo tenía que llegar en avión hasta Europa. Y ya lo ha hecho.
Un estudio en la revista Science ya demostró que es posible rastrear una epidemia a través de las redes de aeropuertos mundiales porque los virus y otros microbios también vuelan en avión. Pero también lo hacen los mosquitos, tal y como corrobora Guillermo Quindós, catedrático de Microbiología de la Universidad del País Vasco. “Ya se ha descrito algún caso de mosquitos que viajaban en las bodegas de los aviones. En cabina es más difícil porque allí se refrigera más el aire y a los mosquitos no les gusta nada el frío. Aún así podrían sobrevivir. De hecho, se habla del paludismo o la malaria del aeropuerto que son casos de éstos, de mosquitos que han viajado en un avión. Pero no hay que crear alarma porque son casos muy puntuales”, subraya.
Fue lo sucedido con una jubilada de Torrejón de Ardoz que sufrió malaria, una enfermedad que trasmiten al hombre algunas especies de mosquitos y que fue erradicada en España en 1961, Los médicos no entendían cómo se había contagiado la mujer, que no había viajado al extranjero. Sanidad se alarmó porque temía que el mosquito hubiera colonizado alguna charca del cauce del río Henares. Pero se reveló que fue picada por un mosquito que se coló en un avión. En Europa se han registrado algunos centenares de casos de este tipo de malaria llamada aeroportuaria.
amenazas globales Pero además de estos viajeros de extrangis, hoy el portador de un virus peligroso puede abordar un vuelo sin ningún síntoma observable y horas más encontrarse en otro continente antes de que se manifieste siquiera la enfermedad. Es decir, de la noche a la mañana una amenaza focalizada puede perfectamente volverse global. Ramón Cisterna, jefe del Servicio de Microbiología del Hospital de Basurto afirma que “un individuo se infecta en el país de origen del virus pero existe un periodo de incubación mientras el virus se desarrolla y en ese periodo que dura de diez a quince días, puede estar viajando alrededor del mundo y en un momento determinado aquella infección contraída en Sudamérica desarrolla sus síntomas en Europa, en Oceanía o donde sea”.
Con miles de vuelos internacionales al día y la experiencia todavía fresca de lo ocurrido en 2009 con la Gripe A, se pone en evidencia hasta qué punto las epidemias se mueven al ritmo de la globalización. Menos peligrosa que el ébola pero potencialmente mortal, la fiebre chikungunya, otra enfermedad viral trasmitida por mosquitos, ha constituido recientemente otro ejemplo claro de cómo las epidemias han cobrado una nueva dinámica de propagación. Y en estos momentos es el Zika el que focaliza la atención.
El científico Manuel Elkin Patarroyo, que en 1987 descubrió la primera vacuna contra la malaria, asegura que virus como el Zika o el chikungunya han llegado “para quedarse porque la humanidad carece de armas para enfrentarlos”. “Y vienen más. Apenas estamos comenzando a recibir patologías que están muy localizadas en otras partes del mundo y que debido a la posibilidad que tienen de diseminarse rápidamente y también a la ausencia de mecanismos y métodos de control, pueden llegar a causar epidemias”, manifiesta.
virus que viajan en ‘jet’ Estos virus tropicales fueron descubiertos hace décadas pero en los últimos años han llegado a otros continentes, como América o Europa, por el aumento de la temperatura del planeta debido al cambio climático o por las facilidades de movilización modernas que hacen que “los mosquitos que antes volaban, ahora viajen en jet”, dice Patarroyo.
Por su parte, Cisterna ratifica que el virus viaja rapidísimo porque “los que viajamos somos nosotros”. “Nosotros nos llevamos los mosquitos y nos llevamos el virus puesto. Uno puede estar sin saber que esta infectado, hace un viaje y de repente le aparecen unas manchas, fiebre, sensación de abatimiento, dolor de articulaciones y deriva en un Zika”, explica.
No en vano, el avión ocupa un lugar esencial en ese pánico colectivo. Muchas noticias han lanzado ese manto de desconfianza. Como botón de muestra, el vuelo de la compañía Air China que salió de Hong Kong con destino a Pekín y que propagó hace más de una década por Asia la epidemia del síndrome respiratorio agudo y grave (SARS, en sus siglas en inglés), según un documento de la Organización Mundial de la Salud. Dos funcionarios chinos que iban en el avión llevaron la enfermedad a Bangkok (Tailandia). Al menos, uno de ellos cayó gravemente enfermo cuando volvió a Pekín. Al lado de este hombre, se sentó un finlandés de la Organización Internacional de Trabajo, que falleció días más tarde.
El ébola ha sido la última gran crisis sanitaria con los aviones como epicentro que ha obligado a activar medidas de control en fronteras y aeropuertos, donde han funcionado áreas de aislamiento para el caso de que llegara algún pasajero infectado. de que cualquier avión que llegue a un aeropuerto europeo desde África central.
En la actualidad, el mayor problema radica en que no se conocen con certeza las vías de contagio de este nuevo virus que está sembrando el caos. “Hay que investigar todavía muchas cosas como si se puede transmitir de persona a persona con por ejemplo, una transfusión sanguínea. Pero eso es algo que está por confirmar y sería especular demasiado”, asegura Cisterna.
Mientras algunos países se han lanzado a marchas forzadas a la fabricación de una vacuna, este experto considera que “en poco tiempo podría aparecer una vacuna, pero hoy por hoy no existe ni hay un tratamiento específico que nos asegure eliminar el virus por lo tanto todo hay que centrarlo en prevenir la picadura y actuar sobre los lugares donde el mosquito se está multiplicando”.