roma - Al juicio que se celebra en el Vaticano contra cinco personas por filtración y publicación de documentos, el llamado caso Vatileaks2, se suman nuevos alicientes con la admisión como testigos del secretario de Estado vaticano, Pietro Parolin, y del cardenal español Santos Abril y Castelló.

Durante la tercera vista de este proceso, que en un principio se creía sería rápido, las excepciones y nuevas pruebas que los abogados pidieron hicieron que se produjese un nuevo parón ya que por el momento no se ha fijado una nueva fecha para continuar.

Ayer se esperaba el interrogatorio de uno de los cinco imputados, el sacerdote español Lucio Ángel Vallejo, pero esto aún tendrá que esperar y todo indica que a este ritmo el juicio se prolongará durante principios del próximo año. La principal novedad de la vista de ayer es la lista de testigos, ya que a pesar de la oposición por parte del promotor de Justicia, Gian Piero Milano, a la comparecencia de algunos de ellos por no considerarles “pertinentes”, el presidente del Tribunal, Giuseppe Dalla Torre, admitió a todos ellos.

Vallejo Balda, de 54 años, secretario de la COSEA, la extinta comisión creada por el Papa para que estudiase los organismos económicos y administrativos de la Santa Sede, ha llamado a declarar como único testigo a Mario Benotti, que durante los hechos era un funcionario de la presidencia del Gobierno italiano. Benotti se encuentra implicado en otra investigación en Italia relacionada con otra de las imputadas por filtrar los documentos, la ex miembro del COSEA Francesca Chaouqui.

La relaciones públicas es quien ha presentado como testigos tanto al secretario de Estado vaticano como al cardenal español, de 80 años, y que es presidente de la Comisión Cardenalicia de vigilancia del IOR (banco Vaticano) y arcipreste de la Basílica de Santa María Mayor. Ambos, como justificó su abogada, Laura Sgro, para que indicasen cuales eran las relaciones entre Vallejo y su defendida durante el tiempo que funcionó la COSEA. Por el momento se desconoce si los dos cardenales podrán rechazar acudir a sentarse a declarar en la pequeña sala del Tribunal italiano y pedir que se les preste declaración en otro lugar o incluso mandar a un emisario en su lugar. - Efe