Berlín - La canciller alemana, Angela Merkel, empezó ayer la búsqueda de soluciones de consenso ante la brecha abierta en su gran coalición por la llegada incesante de refugiados, que sus filas más conservadoras exigen que contenga con medidas drásticas pese a que ello topa con la línea de la jefa del Gobierno.
Las cúpulas de los tres partidos gubernamentales -Unión Cristianodemócrata (CDU), la Unión Socialcristiana de Baviera (CSU) y el Partido Socialdemócrata (SPD)- se reunieron ayer por separado en busca de fórmulas que permitan, al menos, un flujo ordenado de los entre 7.000 y 10.000 peticionarios que a diario entran en el país. Hay coincidencia en que la situación es insostenible para las poblaciones bávaras más directamente afectadas y también para los peticionarios de asilo, que deben esperar su oportunidad de ingresar en el país en condiciones climáticas cada vez más adversas.
Sin embargo, hay claras divergencias sobre cómo lograrlo, sea dentro de la CDU de Merkel, entre la formación de la canciller y su hermanada CSU o entre las formaciones conservadoras y el SPD.
macrocentros de internamiento La CSU bávara, el partido hegemónico desde hace décadas en el land que recibe las mayores oleadas de refugiados, exige la implantación de zonas de tránsito en la frontera, donde evaluar las solicitudes de asilo de quienes tratan de ingresar en el país. El SPD, cuya cúpula se reunió ayer en sesión extraordinaria para presentar sus alternativas, rechaza lo que considera que implicaría la creación de enormes cárceles, donde quedarían recluidas personas que acuden a Alemania en busca de asilo. “No podemos aceptar la creación de zonas de tránsito, en realidad centros de internamiento con dimensiones de estadios de fútbol”, apuntó el líder del SPD, vicecanciller y ministro de Economía, Sigmar Gabriel, tras la reunión.
La CSU insiste, por contra, en la operatividad de esas zonas en la frontera, para retener a quienes no tengan perspectivas de ser admitidos y acelerar su proceso expulsión.
El SPD plantea como alternativa crear centros de registro de peticionarios repartidos por todo el país, donde se coordinarían los procesos de evaluación y se procedería, llegado el caso, a la expulsión ordenada de quienes vean rechazada su petición. Gabriel, quien en tono ácido indicó que la CSU no ha explicado dónde piensa establecer sus “penitenciarías en formato de estadio de fútbol”, tampoco pudo concretar cuántos lugares de registro descentralizados debería haber para atender las peticiones.
Hasta ahora, el proceso de evaluación lleva entre tres y seis meses y las iniciativas anunciadas por Merkel para acelerar esos procesos no se han plasmado en la práctica.
La CSU exige, además, que se restrinja el reagrupamiento familiar para evitar nuevas oleadas de peticionarios, cuestión que el SPD ve impracticable, ya que contraviene las leyes vigentes y está destinado a “morir” ante el Tribunal Constitucional. Paradójicamente, las propuestas del SPD podrían acabar siendo el puente que precisa Merkel para reconducir la situación con la CSU, principal responsable de las grietas en su coalición ante el desafío, político y logístico, derivado de la llegada de hasta un millón de refugiados, este 2015, a Alemania.
la csu “extorsiona y amenaza” Gabriel afeó ayer a la CSU su línea de “extorsiones y amenazas”, impropia “de socios de coalición”, además de peligrosas en momentos de crispación como el presente, en que día a día se suceden ataques incendiarios contra albergues de refugiados.
Sobre la canciller habían caído las más ácidas críticas de la teórica formación “hermana” que es la CSU, cuyo líder, Horst Seehofer, llegó a plantear en términos de ultimátum la exigencia de dar soluciones, a más tardar, este domingo. A las deliberaciones entre las cúpulas de los partidos seguía por la noche otra reunión entre Merkel y Seehofer, preparatoria para la nueva ronda de crisis, hoy domingo, con los tres líderes. Como vía para avanzar hacia un ingreso ordenado del flujo de peticionarios, Berlín y Viena acordaron ayer limitar su paso a cinco puntos fronterizos. Con eso se atendieron las quejas de Baviera por el traslado continuo hasta la frontera de autocares de refugiados, sin ningún tipo de coordinación ni aviso previo. - Efe