madrid - Desde las Naciones Unidas, cumbre tras cumbre, siguen apostando por el mismo grupo de soluciones para evitar el cambio climático. Los ecologistas critican que se trata de “un modelo agotado porque sigue insistiendo en una cierta mercantilización del medio ambiente”. Javier Andaluz, de Ecologistas en Acción, está convencido de que “todas las experiencias previas, pasadas y seguramente las futuras, nos demuestran que, cuando se deja en manos del mercado, determinados mecanismos no acaban de funcionar”.

Una de las grandes soluciones que siempre se pone encima de la mesa para acabar con el actual modelo energético es la energía nuclear. “Lo que se olvida es que para la energía nuclear hace falta una minería fuertemente contaminante basada en el uso de combustibles fósiles”, recuerda Javier Andaluz, “y estamos hablando de un combustible que es mucho más escaso que el petróleo o que el gas. Además están los problemas que tiene la radiación para la salud”.

Otro mecanismo al que se recurre habitualmente es la repoblación forestal a gran escala. En este caso el problema reside en los cálculos sobre la cantidad de dióxido de carbono que son capaces de fijar las superficies repobladas. Los ecologistas apuntan que esta cantidad no es significativa, ni siquiera creando una enorme repoblación industrializada. El comportamiento de una selva tropical no es el mismo que un bosque de coníferas en el norte de Europa, por lo que en la práctica es una solución que no arroja resultados positivos.

Desde las Naciones Unidas también tienen fe en la geoingeniería, que consiste en técnicas especialmente desarrolladas para influir en el clima terrestre. Javier Andaluz señala que esta ciencia “ni está desarrollada, ni es previsible que se desarrolle en un plazo de tiempo próximo. Temas como la captura de carbono es impensable que se desarrollen de aquí a quince o veinte años”.

Si nada de esto funciona para mitigar el cambio climático, ¿qué se puede hacer? “Necesitamos soluciones efectivas y la única solución efectiva que se maneja hoy en día es la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y el cambio de sistema de producción y de consumo”, afirma rotundamente el responsable de la campaña de cambio climático de Ecologistas en Acción. Según él, todo lo demás es desviar el foco de atención en lugar de “centrarnos en lo que es prioritario, que es el cambio de sistema energético hacia las renovables y la reducción de cadenas de transporte para fomentar el comercio local, que además sería muy sano a nivel económico para muchísimas poblaciones”.

Mientras tanto una buena herramienta parece ser el Fondo Verde que se puso en marcha para compensar la mayor responsabilidad de los países desarrollados sobre el cambio climático. Con este fondo económico se pretende ayudar a los países más desfavorecidos a combatir las consecuencias de los desastres ecológicos provocados por el cambio climático y a poder prosperar dentro de una economía que permita el desarrollo renovable. El problema está en que a esta hucha ecológica no se ha aportado ni una cuarta parte del dinero acordado, cuando para ser eficaz las Naciones Unidas estiman que debería tener tres veces más de lo presupuestado. Se trata de un pulso continuo entre el verde de los bosques y el verde de los billetes. - A. Gondra