vitoria - En silencio, pero la adaptación social, cultural y económica hacia los nuevos ritmos de crecimiento marcados por Europa ya está en marcha en la Comunidad Autónoma Vasca. La hoja de ruta acordada entre los países europeos hace cinco años con la intención de crear las condiciones necesarias para un crecimiento inteligente, sostenible e integrador está más cerca de cumplirse. Así lo atestigua, al menos, el progreso evidenciado en materias tan importantes como la tasa de ocupación, el consumo de energía o la educación, por ejemplo.
De hecho, en algunos de esos indicadores (como el correspondiente al abandono escolar y al nivel de estudios) se ha alcanzado ya la meta prevista por la Estrategia Europa 2020. Se proponía arrinconar la tasa de abandono escolar (entre 18 y 24 años) por debajo del 10% y, según los últimos datos del Instituto Vasco de Estadística-Eustat, el año pasado fue del 7,2%; y en el relativo al nivel de educación de las personas de entre 30 y 34 años Euskadi presenta un 44,2% cuando el porcentaje marcado por la UE es del 40%.
El documento publicado recientemente por el Eustat, constata “evoluciones positivas” en comparación con 2013. En concreto, ese progreso ha sido comprobado en los capítulos de ocupación, y de clima y energía; mientras que el relacionado con la inversión en I+D y los agrupados en el apartado de Pobreza “registran retrocesos”, describe el informe.
“Tanto en Ocupación como en I+D y Clima y Energía se está lejos de las metas fijadas por la estrategia europea, aunque en Educación se han superado con creces. Los indicadores de Pobreza muestran retrocesos en todos los ámbitos como consecuencia de la negativa coyuntura económica, excepto en la Población en situación de privación de material grave que mejora en seis décimas porcentuales en 2014 con respecto a 2012”, se especifica en ese documento del Eustat que analiza el posicionamiento de la CAV con respecto a esa Estrategia Europa 2020.
Cinco indicadores En cualquier caso, y con respecto a la media de la Unión Europea, Euskadi registra valores mejores en cinco de esos indicadores: Consumo de energía primaria, Consumo final de energía, Población en riesgo de pobreza o exclusión y los ya mencionados de Tasa de abandono escolar prematura y Nivel de educación superior. Por el contrario, Euskadi se sitúa por debajo de la media europea en campos como los de la Tasa de ocupación, el Gasto interno bruto en I+D, las Emisiones de gases de efecto invernadero y la Cuota de energías renovables. Respecto a la media del Estado, sin embargo, todos los indicadores, excepto la Cuota de energías renovables y el Consumo final de energía, arrojan cifras mejores para la CAV.
“No obstante -se matiza en una de las conclusiones- hay que señalar que el camino hacia los objetivos marcados puede tener altibajos en los distintos años analizados, y más en coyunturas económicas como la actual, que ya está produciendo retrocesos en algunos indicadores con respecto a los valores de partida”. Con todo, el informe estadístico permite observar cómo, por ejemplo, el Consumo de energía primaria en Euskadi ha ido perdiendo peso desde 2008, cuando se alcanzó un máximo de 102,3 puntos, hasta los 82,7 del año 2013. El Consumo final de energía también registra una tendencia positiva hacia el objetivo marcado, con disminuciones desde 2010.
Pese a este esperanzador panorama en estos dos indicadores relativos al clima y a la energía -que también se han producido en el conjunto de la Unión Europea y en España-, desde el Instituto Vasco de Estadística prefieren no lanzar las campanas al vuelo ya que, a su juicio, este comportamiento podría deberse al menor nivel de actividad económica como consecuencia de la crisis, más que a un cambio estructural en el patrón de consumo energético, por lo que sería conveniente aguardar a un escenario distinto, más amable en lo económico, para comprobar su evolución.
En el indicador genérico de la Pobreza, Euskadi presenta “tasas más favorables que la media de la Unión Europea, casi cinco puntos por debajo en el caso del indicador agregado de Riesgo de pobreza o exclusión, que afectaría al 22,7% de la población vasca (2014), frente al 24,5% de la europea en su conjunto (2013) y al 29,2% de la española en 2014. No obstante, en relación a 2012 (último año comparable) estos indicadores registran retrocesos, con incrementos de la población en riesgo de pobreza o exclusión, excepto en el que afecta a la población en situación de privación material grave, que disminuye levemente en 2014”, se admite en el documento.
Menos positivo En el lado menos positivo se encuentra la Tasa de ocupación de la población de 20 a 64 años. Así, aunque en 2014 (67,5%) se mantiene la tendencia al alza observada en 2013, todavía se aleja 7,5 puntos del objetivo europeo (75%), también como consecuencia directa de la crisis económica. Con respecto a 2008, la caída de la tasa de ocupación total es de 3,5 puntos porcentuales. Esta misma tendencia se aprecia tanto en el conjunto de la Unión Europea, como en el caso de España, con ligeras mejorías de las tres tasas en relación a 2013, concluye el informe.
Por último, el Gasto interno bruto en I+D en términos de PIB alcanza en 2013 en la CAV (1,99%) cifras inferiores a las de la UE-28 (2,02%), que en ambos casos quedan aún lejos del objetivo del 3% marcado por la estrategia europea, y muy por encima de las de España (1,24). La evolución, que había sido positiva hasta 2013, ha experimentado un ligero retroceso en 2014 aguijoneada, una vez más, por la crisis. “Asimismo, dos indicadores del apartado climático dan cifras peores que la media de la UE-28: las emisiones de gases de efecto invernadero, con un índice de 101,1 frente al 82,1 de la UE-28, y la Cuota de energías renovables en el consumo final bruto de energía, que representa el 7,5% en el caso de la CAV, lejos todavía no sólo del objetivo (20%), sino también de las medias europea (15%) y española (15,4%) que, en ambos casos, mantienen una tendencia positiva”, evidencia el documento.
La ‘Estrategia Europea 2020’, aprobada por el Consejo Europeo en 2010, es la agenda común para la presente década. Prioriza el crecimiento inteligente, sostenible e integrador como forma de superar las debilidades estructurales en la economía, mejorar su competitividad y productividad, y apuntalar una economía de mercado social sostenible.
Las metas a lograr son comunes para todos los Estados miembros de la Unión Europea y deben ser alcanzados combinando medidas a todas las escalas. Además, están relacionadas y se potencian entre sí. Por ejemplo, las mejoras educativas contribuyen a la empleabilidad y a la reducción de la pobreza; incrementar la inversión en I+D acrecienta la competitividad y crea puestos de trabajo; e invertir en tecnologías más limpias mitiga los efectos del cambio climático y también sirve para generar nuevas oportunidades de negocio.
Ocupación. El 75% de la población de entre 20 y 64 años debería estar empleada.
I+D. El gasto interno debería alcanzar el 3% del PIB.
Clima y energía. Reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 20%; ahorrar un 20% del consumo de energía; y promover el consumo de las renovables hasta el 20%.
Educación. El porcentaje de abandono escolar debería ser inferior al 10% y, al menos el 40% de la generación más joven debería tener estudios superiores completados.
Pobreza. El riesgo de exclusión debería dejar de ser una amenaza para 20 millones de personas.