Donostia - Los productos ecológicos son una de las asignaturas pendientes de Euskadi, un país con tradición agrícola que, sin embargo, se sitúa a la cola en lo que se refiere a la producción y consumo de alimentos producidos de forma ecológica, es decir, sin la utilización de productos químicos y con técnicas naturales y en equilibrio con el medio natural.
El Gobierno Vasco presentó ayer un plan de impulso al que destinará 1,2 millones de euros entre 2015 y 2016 y mostró su voluntad de “ir más allá”. El objetivo: doblar el número de productores, de empresas alimentarias, la superficie agrícola empleada y duplicar también el consumo de productos ecológicos para finales de 2016. El viceconsejero de Agricultura, Pesca y Política Alimentaria, Bittor Oroz, hizo también un llamamiento a la sociedad para que valore el esfuerzo de los baserritarras y compre productos locales.
Mapa de la situación: mientras los países centroeuropeos, con Austria a la cabeza, se sitúan en torno a cuotas del 5% en consumo de productos ecológicos, y otros más cercanos como Francia están entre el 3 y el 4%, en la CAV solo se gasta un 1% en alimentos de este tipo. Es incluso menos que la media española, donde Catalunya y Madrid tienen un mayor peso.
En Euskadi son 3.000 las familias que consumen este tipo de alimentos de forma habitual. Lakua pretende que sean 6.000 a finales de 2016. Sin embargo, el 95% de lo que consumen los vascos son productos provenientes de fuera de la CAV, por lo que el Gobierno vasco entiende que existe “una oportunidad real de desarrollo” para los baserritarras en torno a la producción ecológica. El plan de Fomento de Producción Ecológica (FOPE) contempla varias acciones. Una de las más inminentes será crear un observatorio que defina cuál es el perfil del consumidor de estos productos. Si se encuentra en las grandes ciudades o en los pueblos, si son personas jóvenes, de mediana edad o mayores, si tienen familia con niños o no, etcétera.
Información al consumidor El objetivo será ahondar también en la promoción y la información al consumidor. Es decir, hacer que la ciudadanía conozca los beneficios de los productos ecológicos, que los sepa valorar, y que ello sirva para impulsar el sector primario, muy castigado por la crisis, y con problemas de relevo generacional en muchas explotaciones. Según el viceconsejero Bittor Oroz, la agricultura ecológica pretende ser también un incentivo para los jóvenes que quieran iniciarse en la actividad agrícola. De hecho, según informó, la mayoría de las últimas inserciones profesionales se han dirigido precisamente hacia la producción ecológica.
El plan FOPE, que está en marcha desde principios de año, también incentivará la implementación de nuevas técnicas de producción, canales de distribución y comercialización que favorezcan el desarrollo de estas actividad y contará con una mesa técnica que realizará pruebas experimentales y tratará de adelantarse a las necesidades futuras de los productores y consumidores para definir nuevas líneas de acción.
Oroz reconoció que la mayor capacidad de desarrollo productivo de cara al futuro se encuentra en Araba, donde más superficie agrícola existe. Y ello pese a que los números relativos actuales evidencian una mayor sensibilidad hacia la corriente ecológica en Gipuzkoa. Este territorio se sitúa a la cabeza en cuanto a número de operadores ecológicos pero tiene más limitaciones orográficas. En la actualidad, cuatro de cada diez productores vascos son guipuzcoanos. Sin embargo, la superficie que dedican a esta actividad es menor (20%) que en Araba (58%) y Bizkaia (23%).