vitoria - La progresiva y silenciosa secularización de la sociedad vasca, y la escalonada inserción en el tejido social de diversas culturas y creencias, han puesto al descubierto la diversidad religiosa que han convertido a Euskadi en un auténtico puzzle de credos que el Gobierno Vasco pretende conciliar antes de que se convierta en un rompecabezas. La intención es desterrar expresiones de fanatismo inspirado en presuntos dogmas de fe y, al mismo tiempo, combatir las expresiones de discriminación y persecución por motivos religiosos.
Así lo manifestó ayer el lehendakari Iñigo Urkullu, cuando anunció que su gabinete abordará a lo largo de los próximos meses algunos aspectos que afectan de forma específica a algunas de esas confesiones religiosas presentes en la geografía vasca, ya sea en el ámbito de la educación, la salud, las políticas sociales, la utilización de espacios públicos a nivel municipal. También, concretó el lehendakari, está previsto profundizar en la elaboración del anteproyecto de Ley de centros de culto que será presentado, aún sin fecha, en el Parlamento Vasco y que tratará de responder a una de las principales preocupaciones de las comunidades religiosas.
De este modo, y ante representantes de una decena entidades, entre las que se cuentan la Iglesia Ortodoxa Rumana y la Serbia; Mormones, la Federacion Islámica del País Vasco; la Unión de Comunidades Islámicas del País Vasco; Testigos de Jehová, Consejo Evangélico del País Vasco y miembros de la Facultad de Teología de Gasteiz, el lehendakari mostraba el compromiso de su Ejecutivo hacia la diversidad religiosa. Y lo hizo, además, comunicándoles el encargo de un informe sobre las políticas públicas de convivencia entre personas de diferentes creencias y los no creyentes.
La Fundación Social Ellacuría y el Instituto de Derechos Humanos de la Universidad de Deusto serán los encargados de dinamizar un grupo de expertos que elabore ese informe que incluye la elaboración de un mapa -bastante definido ya- con la presencia de las diversas confesiones religiosas. Según las explicaciones dadas por el lehendakari, las dos entidades sociales elegidas -con larga experiencia en la materia- impulsarán el diálogo entre las distintas sensibilidades religiosas presentes en Euskadi y mostrarán sus conclusiones en un documento que presentarán en noviembre de 2015.
Valores compartidos Las líneas maestras de ese dossiergirarán en torno al contenido de la Declaración Institucional presentada ayer en Lehendakaritza y el objetivo final será, en palabras de Urkullu, facilitar las claves para “construir unos valores más o menos compartidos por todas las confesiones religiosas. Unos valores que podríamos resumirlos en humanistas y que sirvan también para las personas no creyentes”.
Esta iniciativa, agregó el lehendakari, busca una “convivencia plural y armónica” desde la “fortaleza de unos sólidos principios éticos y valores democráticos”. A su juicio, debe ser el compromiso con los derechos humanos en su sentido más amplio el eje sobre el que pivoten las políticas públicas, también las privadas, y fundamentalmente las acciones diarias de la ciudadanía.
Más aún, en una sociedad que no ha tomado constancia de esa diversidad religiosa hasta hace pocas fechas. “La integración respetuosa de la diversidad de identidades es un desafío y una fuente de oportunidades”, describió el lehendakari al tiempo que denunció a quienes “anteponen una etiqueta étnica o religiosa a la dignidad humana de todas las personas”.
El lehendakari también tuvo palabras para mostrar su condena a los últimos atentados indiscriminados de inspiración religiosa. “Una sociedad democrática debe estar siempre del lado de las víctimas. Es necesario también avanzar por todos los medios democráticos para evitar que se causen más víctimas”, concluyó Urkullu.