bilbao - Cuando un oncólogo se enfrenta a un enfermo, ¿de qué tumor no le gustaría ni oír hablar? ¿Cuáles son sus bestias negras?
-Páncreas, hígado, pulmón, esófago, que son los tumores que tienen una supervivencia por debajo del 15% a los cinco años. Son tumores que habitualmente tienen un diagnostico tardío, son muy complejos porque están localizados en ubicaciones anatómicas que pueden dar metástasis pronto.
¿A cuáles le cuesta menos enfrentarse?
-En los últimos años, el cáncer de mama y el de colón y recto han mejorado mucho por el diagnóstico precoz y los avances en el tratamiento. Pero probablemente hay dos tumores en los cuales el cambio ha sido como de la noche al día. Por ejemplo la leucemia mieloide crónica que de ser un tumor incurable se ha vuelto una enfermedad crónica tomando una pastilla diaria, con supervivencias espectaculares. Otros que han cambiado radicalmente en la última década han sido los linfomas, especialmente de Hodgkin.
¿Y qué me dice del cáncer infantil?
-También los tumores pediátricos han cambiado mucho. Si en los años 60, el 90% de los niños con cáncer se moría, ahora fallece el 20 o el 25%. Es un cáncer diferente porque el factor congénito y genético pesa infinitamente más que en los adultos.
Tranquilícenos y diga que los tratamientos que ofrece la sanidad pública son los mejores.
-El tratamiento en la sanidad pública es francamente muy bueno, con todas las especialidades disponibles y comités de estudio de tumores.
Según en qué comunidad residas ¿se aborda de una u otra forma la enfermedad?
-Hay diferencias entre comunidades que suelen ser a veces también fruto de la propia dinámica demográfica. Yo creo que no hay grandes diferencias aunque ahora todo el mundo se empeñe en encontrarlas.
¿Comparte usted la tesis (recién publicada) de que el azar es un factor determinante para que aparezca un cáncer?
-Es verdad que una de las mejores revistas de investigación del mundo concluye que la suerte juega su papel y el azar, seguro que cuenta. Pero el cáncer es multifactorial. Lo primordial que hay que hacer es evitar factores de riesgo, no fumar, combatir el sobrepeso, beber con moderación, comer variado y tomar el sol con moderación, entre otros... así la probabilidad de cáncer es menor. Porque cuanto más juegues a la lotería del cáncer y, cuantos más billetes (riesgos) compres, más números tienes para que te toque.
Se felicitan por las altas tasas de supervivencia pero no parece muy alentador saber que dentro de veinte años el número de cánceres crecerá un 70%, según la OMS.
-Es que lo que guía el incremento en el número de enfermos se debe al progresivo envejecimiento de la población, ya que se trata de una patología vinculada a la edad. Hay que recordar que España tiene la población más envejecida de Europa y en treinta años será la más vieja. sin ninguna duda. En el 2040, el Eurostat sitúa a España con un 35% de personas que superarán los 65 años, y de dicho porcentaje, un 10% serán mayores de 85 años.
Eso es un desafío gigantesco.
-Es un reto importante. Y a ese reto hay que responder con investigación para hallar nuevos tratamientos y con una mejor organización del sistema sanitario.
¿Cómo va a afrontar el Sistema Nacional de Salud que se disparen los gastos en una enfermedad con un crecimiento tan galopante?
-El Sistema Nacional de Salud hace ya tiempo que ha priorizado la enfermedad oncológica. La importancia que se le da al cáncer es un hecho. Y los recursos destinados van en consonancia. Otra cosa es que ante el crecimiento exponencial de cánceres que se prevé y lo que cuestan los tratamientos hay que ser cuidadosos para ser sostenibles y para poder optimizar todas las terapias y administrárselas a las personas que realmente lo necesitan.