GASTEIZ - El sarampión se resiste a desaparecer a pesar de que se esperaba erradicar la enfermedad este mismo año. Los datos indican que queda un largo recorrido. Un brote en Europa -con más de 22.149 casos de la infección en siete países durante 2014 y 2015- y la muerte de un niño alemán hace escasos días han hecho saltar las alarmas. La inquietud ha llegado a la OMS (Organización Mundial de la Salud) que ha lanzado esta semana un llamamiento para potenciar la vacunación entre los grupos de riesgo.
En Euskadi, la situación está siendo intensamente vigilada. “Este brote nos preocupa porque en tanto en cuanto haya casos en Europa, existe la probabilidad de que pueda pasar las fronteras. Nosotros tenemos una alta cobertura de vacunación, pero no tenemos el cien por cien. En la medida que repunte la infección en el continente europeo, tienes la posibilidad de tener un caso porque la gente viaja y Europa está a la vuelta a la esquina”, explica Txema Arteagoitia, Jefe del Servicio de Vigilancia y Promoción de la Salud del Gobierno Vasco.
Sin fronteras Arteagoitia habla con conocimiento de causa porque “en el brote que tuvimos en el 2011 muchos de los pacientes afectados eran personas que habían tenido contacto con casos que provenían de países como Francia”. Este brote europeo provocó en Euskadi un total de 37 casos hace cuatro años y otros cuatro casos en 2012. Actualmente, la Comunidad Autónoma Vasca lleva dos años a cero; es decir, sin registrar ni un solo enfermo por sarampión. “Nosotros tenemos un programa de vacunación que hoy por hoy funciona muy bien, las coberturas son altas y el impacto epidemiológico de la enfermedad es nulo salvo esas incidencias en 2011, que fueron una deriva del brote europeo”, recalca Arteagoitia. Sin embargo, el epidemiólogo subraya que “a pesar de incidencias razonablemente bajas, no podemos bajar la guardia”.
Alemania, uno de los países europeos donde más ha repuntado la infección, se ha adelantado incluso al llamamiento de la agencia sanitaria de Naciones Unidas. El Senado de Berlín envió circulares a los colegios pidiendo la vacunación urgente de todos los niños y de los adultos. Lo hacía después de la muerte de un bebé de año y medio tras contraer la enfermedad y detectar más de 570 nuevos casos desde el pasado mes de octubre.
Y es que la causa de nuevos brotes es la baja inmunización. “Es un dato irrebatible, es crítico para mantener una respuesta desde el punto de vista epidemiológico a nivel global. En esta vacuna no solo es importante la inmunidad individual. Si tienes coberturas por encima del 95%, la probabilidad de que haya casos en la comunidad cae drásticamente”, precisa Arteagoitia, desde el Consejo Asesor de Vacunas.
A su juicio, el del sarampión es un virus paradigmático “porque es una enfermedad altamente contagiosa y con una baja cobertura se nota muchísimo el impacto de cualquier caso. La probabilidad de que haya casos secundarios cuando hay personas no vacunadas aumenta muchísimo”, incide.
En principio, cualquier persona que no haya pasado el sarampión o que no esté vacunada es susceptible de poder contraerlo. “En las cohortes más mayores de población muchos lo han pasado ya y las generaciones más jóvenes están vacunadas. Sin embargo si hay mucha circulación viral siempre tienes la posibilidad de que la gente que no lo ha pasado o que no esté vacunada, se contagie”, confirma el responsable sanitario.
Grupos antivacunas El hecho de que en algunos países se estén dando tasas de sarampión cien veces más elevadas que hace una década ha puesto el foco sobre la decisión de algunos padres de no vacunar a sus hijos, una práctica a la que muchos responsabilizan directamente de la velocidad con que se está extendiendo una enfermedad que se consideraba erradicada.
A la OMS le preocupa especialmente este fenómeno. La vacuna, recuerda, es la única vía eficaz para prevenir epidemias en el futuro de una infección que no es banal. Zsuzsanna Jakab, directora de la oficina regional de la OMS en Europa considera “inaceptable que, después de los esfuerzos hechos en los últimos cincuenta años, el sarampión continúe costando vidas, dinero y tiempo”.
“Algunas familias se cuestionan el valor de la vacuna porque piensan que ya no existe la enfermedad”, dicen los especialistas. “Antes de que se introdujera en el calendario, en España se daban 350.000 casos de sarampión y 50 muertes cada año. Si dejáramos de poner esta inyección, volveríamos a ese contexto”, añade José María Bayas, presidente de la Asociación Española de Vacunología.
En Euskadi, la vacunación alcanza tasas muy satisfactorias. “El movimiento antivacunas ha sido muy activo en otros países europeos, pero aquí se ha notado menos. En general las coberturas de la vacunación en los dos primeros años de vida, que son cuando se ponen la mayoría de las vacunas importantes, son muy altas y eso tiene un impacto muy grande en la evolución de las enfermedades”, explica Arteagoitia. No en vano, las vacunas en nuestro medio son todas voluntarias.
“Son recomendaciones que hace la autoridad sanitaria y que luego los padres pueden o no asumir. Pero como se ponen todo tipo de facilidades, son gratuitas son muy accesibles y tenemos al personal sanitario muy entrenado, aquí, en Euskadi, los casos de personas que no se vacunan son muy excepcionales”, certifica finalmente el epidemiólogo.
Triple vírica. La mejor prevención es la vacuna. La inmunización se administra junto a la de la rubéola y las paperas en lo que se conoce como triple vírica.
Dos dosis. La vacuna se proporciona dentro del calendario vacunal en dos dosis, con la primera a partir del año de edad y la segunda un tiempo después.
Niños. El sarampión es frecuente en países en desarrollo, sobre todo en zonas de África y Asia. La mayoría (más del 95%) de las muertes se registran en países con bajos ingresos.
Los primeros síntomas son un cuadro de catarro con fiebre, obstrucción nasal, tos seca y ojos rojos, que pueden ir acompañados de malestar general, dolores musculares, molestias con la luz e hinchazón en los párpados.
Después aparece el sarpullido que se inicia en la cara y se va extendiendo hacia el cuerpo y extremidades, incluidas las palmas de las manos y las plantas de los pies. También pueden verse en la mucosa de la boca unas manchas blanquecinas que son muy típicas de la enfermedad.
400
En 2013 hubo 145.700 muertos por sarampión en todo el mundo; es decir, cerca de 400 por día y 16 por hora, la mayoría de ellos niños menores de cinco años.
Entre 2000 y 2013
Muertes evitadas16 millones
Reducción mortalidad78%
VacunasDel 73% al 85%