LOGROÑO. Como ha informado este martes el Instituto Armado en una nota, las actuaciones se iniciaron a finales del mes de enero, cuando agentes del Equipo de Policía Judicial de la Guardia Civil de Haro, tuvieron conocimiento mediante denuncia, de la presunta situación de acoso escolar (bullying).

En esta situación se encontraba una joven de 13 años, por parte de otras dos compañeras de su mismo colegio, mientras que el centro escolar ya había tomado medidas preventivas al respecto y comunicado los hechos a la familia de la víctima.

El acoso consistía en constantes humillaciones y vejaciones durante las clases, fuera del centro y a través de diferentes redes sociales, provocando en la víctima miedo en asistir al colegio, insomnio, ansiedad, cambios de humor y bajo rendimiento escolar.

Tras ser identificadas las dos menores, los investigadores procedieron a su toma de exploración e imputación en presencia de sus representantes legales. Las diligencias han sido puestas a disposición de la fiscalía de menores.

TOLERANCIA CERO

Desde la Guardia Civil se recuerda que debe haber "tolerancia cero" contra el acoso escolar y que trabaja diariamente en la erradicación y prevención de este fenómeno, difícil de detectar, ya que en la mayoría de los casos las victimas guarda silencio por el temor a que la situación se complique o empeore.

Dentro del Plan Director para la Convivencia y Mejora de la Seguridad en los centros educativos y sus entornos, la Guardia Civil se desplaza a los centros educativos con la intención de concienciar a los alumnos en la importancia de acabar con conductas delictivas.

Asi, se apunta que la víctima no está sola: padres, profesores y las fuerzas y cuerpos de seguridad están a su lado para frenar las situaciones de acoso. Se indica que si se es víctima de algún tipo de acoso por parte de un compañero, hay que contarlo a un adulto y pedir ayuda.

Si como padre o profesor se detecta que un hijo o alumno muestra cambios de humor, está triste, huidizo, finge enfermedades para no ir al colegio o no tiene amigos, intentar hablar con él para saber qué ocurre y cómo poder intervenir.

Si se es testigo de un caso de acoso no ser cómplice, denunciarlo, el silencio engrandece al acosador. Y, por último, si se reciben archivos, vídeos o fotos en las que se humilla a un compañero, o son de carácter íntimo y privado, no participar en su difusión y denunciarlo.