la edad de Cristo, que diría nuestra querida amama que se nos ha ido este mes después de sus 105 años de alegrías y penas como no puede ser de otra manera en nuestro caminar por esta vida. Pero no es de mi amama de quien hoy voy a escribir (que tendría para largo y tendido), no, sino de otra vida de una persona ejemplar, luchador allí donde le ha tocado estar y un ejemplo para muchos que hemos tenido el honor, al menos de pasada, de compartir alguno de sus importantes momentos. Me refiero al incombustible fumador y bebedor de Coca Cola, Mario Fernández.
33 años son los que han pasado de aquel apoteósico debate que sobre la LOAPA le enfrentó al por entonces Ministro de Administraciones Públicas, Martín Villa. Los dos se marcaron un empate en el tamaño de las gafas, unos modelos enormes que hoy harían las delicias de los amantes del Vintage y que ambos lucían bajo los reflejos de las ordinarias luces de entonces. Sin embargo, en el contenido del debate, la paliza que le infringió Mario Fernández a Martín Villa hizo historia, elevando el sentimiento de orgullo nacional vasco (gracias a la calidad de aquellos dirigentes) a su máximo exponente.
Hoy, 33 años después de aquello, Mario Fernández traspasa poderes de nuestra Caja de Ahorros, la única Caja de todos los vascos de Hegoalde ya que la pobre Caja Navarra, gracias entre otras cosas a la gestión de unos ineptos economistas que jugaban a políticos y unos insensatos políticos que jugaban a economistas, pasó a manos catalanas. Como en aquel debate contra Martín Villa, Mario ha sido protagonista en sus 5 años y pico de presidente, dejando su impronta y sabiduría magistral para la historia.
Desde luego este hombre ha conseguido lo que nadie consiguió, aunque bien que se intentó, la fusión de las tres Cajas estará en su haber con mayúsculas. Hoy nadie entiende que no se hubiera hecho, posiblemente la crisis ha contribuido haciendo de la necesidad virtud, pero sin su impronta y tenacidad, igual seguiríamos con nuestras provincianas estructuras e incluso, tal como se ha visto, alguna hubiera sido comida o absorbida como nuestra hermana Caja Navarra.
Mario Fernández, además de esta contribución al País, accedió a su cargo justo cuando se derrumbaba todo el sistema bancario occidental, en el fatídico 2009. Pues bien, el tsunami económico ha ahogado más de la mitad de la banca estatal, mientras la nuestra, nuestras Cajas y en 2011 nuestra Kutxabank, ha capeado el temporal de manera magistral. Barco pequeño tenemos, pero nos tocó posiblemente el mejor capitán.
No sólo estamos a flote, que es casi un milagro aunque no lo valoremos como se merece, sino que además Kutxabank es la mejor entidad de todas, la más solvente y segura.
Como en todo caminar hay tropezones y dudas, yo sigo sin entender qué se nos perdió en Caja Sur o por qué durante estos duros años el crédito a las empresas vascas no fluía ahogando negocios rentables que sólo necesitaban liquidez para subsistir, eso sí que hubiera sido una verdadera obra social, pero la cuenta de resultados de Mario Fernández es clara y se merece todo mi reconocimiento, respeto y aplauso indudable.
33 años de aquél debate de un gran hombre y estratega, 33 años de un fantástico hombre que por donde ha pasado ha enamorado con su empuje y pasión, 33 años de defensa nacional de lo vasco, nos defendió de la LOAPA y nos ha defendido del maremoto económico llevándonos a lo más alto y desde luego un gran ejemplo de transmisión del poder, callado y con todo atado, vamos, un fenómeno. Mila esker Mario jauna.