- Casi la mitad de la población vasca -el 45,3%- está afectada por algún factor de vulnerabilidad social y corre el riesgo de caer en la pobreza o incrementar su precariedad, mientras que un 16,6% de los vascos se encuentra en situación de exclusión social y un 5,2% de ellos sufren exclusión severa.

Si los porcentajes aportados por el Informe Foessa, presentado ayer por Cáritas Euskadi, no son suficientemente ilustrativos de la precariedad económica y social que han dejado seis años de crisis y unos insuficientes mecanismos de redistribución, la cuantificación de la pobreza arroja datos preocupantes: en Euskadi más de 138.000 hogares, unas 360.000 personas están afectadas por procesos de exclusión, de los cuales, unos 46.000 hogares (113.000 personas) viven una exclusión severa. Según el informe de Cáritas, las personas en peor situación (exclusión severa) concentran muchos y los más graves indicadores de exclusión analizados, tales como estar en paro, tener ingresos insuficientes, carecer de formación o cobertura sanitaria, pasar hambre o residir en una vivienda con carencias. Francisco Lorenzo, responsable de Estudios de la Fundación Fomento de Estudios Sociales y Sociología Aplicada (Foessa) y de Cáritas Española, dijo ayer en la presentación del informe que comparativamente con el resto del Estado español “en Euskadi la exclusión severa y moderada afecta a menos población (el 16,6% frente al 25,1% estatal) y la vulnerabilidad y la inclusión plena están más extendidas (83,4% de los vascos frente al 74,9% estatal)”.

Sin embargo Cáritas detecta que en los últimos años en el País Vasco se aprecia un “aumento de la carencia material severa en niveles próximos al conjunto de España, concretamente el permitirse ir de vacaciones al menos una semana al año y el poder mantener la vivienda con una temperatura adecuada. Además, aumenta la población que manifiesta tener dificultad para llegar a fin de mes, especialmente la que indica tener mucha dificultad”.

“En el País Vasco -señaló Lorenzo- los problemas económicos afectan en menor medida, ya que un 39,5% de los hogares tienen problemas económicos o limitaciones en el consumo, mientras que a nivel estatal ese porcentaje llega al 51,8%. Pero los problemas relacionados con los derechos sociales tienen cifras de incidencia similares y en el área de las relaciones, Euskadi presenta mayores problemáticas”. El experto matizó que la exclusión social comprende más elementos que la falta de ingresos y por eso el informe analiza la incidencia de 35 indicadores que cubren distintos aspectos de los ejes económico, político (como falta de acceso a la educación, la vivienda y la salud) y lazos sociales.

El estudio específico de Euskadi -que ayer fue debatido con los principales agentes políticos y sociales y presentado públicamente- detecta que “las situaciones más habituales de exclusión de la población del País Vasco se concentran principalmente en el eje político y de ciudanía y el eje económico, ambos afectan a más de 8 de cada 10 personas en exclusión social. Por su parte, el eje social-relacional afecta a 4 de cada 10 personas excluidas. Concretamente, los problemas de exclusión que más afectan a la sociedad vasca son los relacionados con el empleo, la vivienda y la salud”. Así , según la encuesta, muchos hogares se han visto obligados a reducir los gastos fijos de la casa, y los gastos de teléfono, televisión e internet. Otros indican no poder mantener la casa a temperatura adecuada, o afrontar su pago y corren el riesgo de no poder disponer de esos servicios.

Casi 2 de cada 10 personas del País Vasco se encuentra afectada por la exclusión de la salud, lo que supone que el 9,1% de los hogares no puede seguir los tratamientos necesarios para conservar la salud y el 6,1% de las familias tiene dificultades para asegurarse una alimentación suficiente y equilibrada en términos nutricionales. Además, cuatro de cada 10 hogares vascos han tenido que reducir los gastos dedicados a la alimentación, un 8,4% no han podido asegurar una comida de proteínas al menos tres veces por semana, el 8,9% de los hogares no ha podido adquirir los alimentos para una dieta adecuada, y el 9,3% de las familias han necesitado unas gafas y el 13,3% una dentadura y no las han podido adquirir.

Franciso Lorenzo -que analizó el informe junto con el presidente de Cáritas Euskadi, Carlos Bargos, y Ana Sofi Telletxea- apuntó que en términos generales los hogares que sufren privación material y pobreza monetaria han aumentado un 50% desde el inicio de la crisis y que “la austeridad no es neutral en términos redistributivos, ya que las políticas de civienda, educación y sanidad reducen en un 20% la desigualdad”. Lorenzo advitió de que con los recortes “estamos pasando de un contrato social a un contrato mercantil que deja desprotegidos a quienes no tienen capacidad de garantizar su propio bienestar”.

LA CAV. El estudio, desarrollado a partir de los datos de la Encuesta sobre Integración y Necesidades Sociales en 2013, destaca que el 83,4% de los vascos no sufre exclusión social, el 38,1% de ellos estáa en situación de integración plena y el 45,3% está integrado precariamente, es decir, en situación de “vulnerabilidad social”.

Hogares. Los hogares en los que la exclusión incide en mayor medida son los hogares pobres y con pobreza severa, los que tienen alguna persona de origen extranjero, los monoparentales, los que cuentan con alguna persona en situación de desempleo o baja intensidad laboral, y los que tienen algún miembro con discapacidad.

Perfil. El perfil-tipo de la pobreza en Euskadi se corresponde con un varón de 55 años, español o de algún país de la UE-15, con estudios bajos o muy bajos, desempleado y sin ingresos.

Causas. El desempleo y la prolongación de esta situación, así como la falta de alternativas formativas están generando una corriente exclusógena para muchos hogares vascos. El desempleo expande la exclusión social, pero también algunas situaciones laborales, especialmente en el caso de las mujeres.