DONOSTIA. Durante el juicio por estos hechos, el acusado reconoció lo sucedido y se conformó con la pena que solicitó la Fiscalía, por lo que ahora ha sido condenado a nueve meses de cárcel, 56 días de trabajos en beneficio de la comunidad y seis días de localización permanente, como responsable de un delito continuado de amenazas, otro de coacciones y de una falta de daños.
Además, el inculpado no podrá aproximarse a su víctima ni comunicarse con ella durante un período de cinco años.
Según la sentencia del caso, la situación de acoso se inició en marzo de 2013, fecha en la que la mujer rompió la relación sentimental sin convivencia que ambos habían mantenido durante cuatro años.
La resolución judicial explica que, a partir de ese momento, el procesado comenzó a llamar "constantemente" por teléfono a su excompañera y a "enviarle mensajes para intentar reanudar la relación" y "con la intención de alterar su tranquilidad y su vida diaria".
De esta manera, sobre las 23.00 horas del 5 de junio, el encausado acudió a la vivienda que la mujer tiene en San Sebastián y "llamó a la puerta durante más de una hora", a la vez que le recriminaba que mantuviera relaciones sexuales con otros hombres.
Tras este episodio, la perjudicada le advirtió de que si proseguía con esa actitud interpondría una denuncia en su contra y el hombre le aseguró que no volvería a molestarla.
No obstante, continuó enviándole mensajes para intentar reiniciar la relación sentimental y, a pesar de que la víctima, ya en el mes de agosto, volvió a pedirle que dejara de acosarla, "el acusado efectuó un total de sesenta llamadas diarias al móvil de su expareja y sesenta más al teléfono fijo de su domicilio".
En jornadas sucesivas, el procesado la amenazó, a través de un mensaje, con presentarse en su trabajo y con "ponerle pancartas", y el 3 de septiembre le advirtió en otro mensaje de que tenía un vídeo en el que ambos aparecían manteniendo relaciones sexuales y que iba a colgarlo en internet.
Ese mismo día, el imputado acudió al lugar de trabajo de la víctima, horas más tarde la siguió en su vehículo particular y por la noche rajó el sillín de una motocicleta propiedad de la afectada que se encontraban estacionada en un aparcamiento.
Ante esta situación, el Juzgado de Violencia sobre la Mujer de Donostia adoptó una orden de protección en favor de la perjudicada.