donostia - La puerta abierta a la esperanza se cerró ayer de golpe y porrazo. Las víctimas de la talidomida se sienten ciudadanos de tercera. “Resulta increíble, algo raro está ocurriendo cuando no solo nos niegan la indemnización sino que incluso han llegado a hackear los ordenadores de nuestro abogado”. El donostiarra Alejandro Vallejo no tuvo ayer un buen día. Las peleas burocráticas de los últimos tres años parecían irse por el sumidero para este vecino de Lazkao.
La conversación tiene lugar poco después de salir del taller de discapacitados, donde Vallejo es encargado, superándose cada día, plantando cara a la vida con una minusvalía física del 59% reconocida por el Gobierno vasco.
El fallo de la Audiencia Provincial de Madrid, que ha anulado el pago de indemnizaciones a afectados por la talidomida, le cogió ayer con el pie cambiado. Después de varios años de lucha, la Justicia les dice ahora que el caso ha prescrito.
La Asociación de afectados, Avite, había reclamado 204 millones de euros por las malformaciones que les causó ese dichoso medicamento contra las náuseas del embarazo que el laboratorio alemán Grünenthal sintetizó, patentó, comercializó y distribuyó en todo el mundo a mediados del siglo pasado. El medicamento se retiró en diciembre de 1961, una vez constatados sus efectos.
La demanda presentada contra la farmacéutica se presentó en 2012 cuando, según la Audiencia, “se había superado el plazo de prescripción de un año”. El tribunal entiende que desde 2008 ya existían elementos de diagnóstico suficientes para acudir a los tribunales, por eso revoca ahora la condena que la juez de Primera Instancia número 90 de Madrid, Gemma Susana Fernández Díaz, impuso a la farmacéutica Grünenthal Pharma. “Se nos abre una puerta a la esperanza”. Así lo veía hace ahora un año el donostiarra Vallejo. El de ayer fue un sonoro portazo. Si bien la farmacéutica había sido condenada a pagar 20.000 euros a cada uno de los afectados por cada punto porcentual de minusvalía reconocido por la Administración, la Audiencia anula ahora la indemnización. “Es algo increíble. Más de un centenar de personas nos hemos desvivido por conseguir toda la documentación requerida. En otros países los afectados gozan de pensiones vitalicias mientras que aquí se nos coloca en el furgón de cola, y se niegan ahora las ayudas a las 24 personas que les habían sido reconocidas”, lamenta el donostiarra.
Este hombre sufre una agenesia de dedos y falanges (solo tiene tres completos), y además nació con un pie equinovaro, una malformación que le provocaba la torcedura de su extremidad hacia el interior, de la que fue operado hace cinco años. Con el paso del tiempo, muchos de los síntomas van a más, describe. “Ni siquiera me han reconocido todavía que la malformación sea debido a la talidomida, todavía estoy en ese proceso, luchando dentro de la asociación”.
Una agrupación que, en boca de su presidente, se siente ahora “machacada”. “Es un golpe muy bajo y muy fuerte”, señaló ayer poco después de conocer la noticia José Riquelme, portavoz de la agrupación. Reconocía el hombre que le parecía “alucinante” que la titular del juzgado de Primera Instancia número 90 de Madrid no viera por ningún lado que el caso había prescrito, mientras que “son ahora tres jueces de la Audiencia Provincial” quienes sí lo han estimado.
El presidente adelantó su disposición a seguir luchando mientras tengan “aliento y vida” para reclamar las indemnizaciones. Así, la asociación tiene previsto recurrir la sentencia ante el Tribunal Supremo, “aunque tengamos que esperar cuatro años más para ver qué dice la Justicia en las altas instancias”.
El presidente censuró que “España es el único país que ha machacado a las víctimas de la talidomida”, afectados que cuentan con ayudas en otros muchos países del mundo.