madrid -La cadena de errores cometidos, la fuerte presión social y de los profesionales sanitarios, la incapacidad de la ministra de Sanidad -Ana Mato- para tranquilizar a la opinión pública, su inoperancia, y la patética rueda de prensa ofrecida el lunes han precipitado su cada vez más acusado desprestigio. Cincodías después de conocerse en Madrid el primer contagio de ébola fuera de África Rajoy ha decidido afrontar la crisis y dar todo el poder a partir de ahora a la vicepresidenta Soraya Saénz de Santamaría para intentar controlar la crisis.
El Gobierno acordó ayer la creación de un comité especial para la gestión del ébola, presidido por Soraya Sáenz de Santamaría, tras el primer contagio de una paciente de esta enfermedad fuera de África, la auxiliar de enfermería Teresa Romero. La tarea de este comité, que ya se reunió ayer por vez primera a las 19.00, será organizar los medios disponibles, promover la cooperación “interinstitucional e internacional”, establecer protocolos de política informativa para la “máxima transparencia” a la sociedad española y a los medios de comunicación, y analizar toda la actuación en el ámbito de control de la enfermedad.
Sin embargo, el Gobierno considera la creación de un comité especial ante el ébola como un “refuerzo” a la gestión tras el contagio, y rechaza que esa decisión pueda interpretarse como que la ministra Ana Mato ha sido relegada.
En lo que parece una nueva fase pública de la crisis, después de cinco días, el jefe del Ejecutivo, Mariano Rajoy, visitó el Hospital Carlos III, y se hizo la foto junto al presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, y se reunió con el equipo médico del centro. A su salida, Rajoy realizó un llamamiento a la tranquilidad al indicar que el riesgo de que el ébola se pueda propagar en España “es muy bajo”, según las indicaciones de la Comisión Europea y de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
También expresó su apoyo a los profesionales sanitarios del hospital Carlos III y aseguró que ahora “el primer objetivo” en la lucha contra el ébola en España “se llama Teresa Romero”.
Por su parte, la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, eludió en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, pronunciarse sobre posibles responsabilidades políticas. “Se han hecho muchas declaraciones; se han pronunciado muchas personas pero permítame que el Gobierno nos dediquemos a trabajar para dar la mejor atención a Teresa (la auxiliar de enfermería infectada), dar tranquilidad a la ciudadanía y actuar coordinadamente”, indicó.
Hasta en tres ocasiones se le preguntó por esta cuestión pero Sáenz de Santamaría mantuvo el mismo argumento: “estamos hablando de vidas humanas. El resto, la asunción de responsabilidades en la gestión, si hay que hacerse se hará pero ahora estamos centrados en eso. Ante la magnitud de dos vidas que hemos perdido y una que hay que cuidar, la asunción de responsabilidades políticas, ¿qué quiere que le diga?, no son magnitudes comparables”.
Sobre la investigación abierta sobre cómo pudo contagiarse Teresa Romero señaló que “el compromiso es que pueda tener datos concluyentes y cuando lo sean se trasladarán a la opinión pública. No es un terreno para especulaciones, sospechas o dar datos no confirmados”, ha advertido.
En la jornada de ayer continuaron las críticas a Javier Rodríguez, quien dijo que la auxiliar contagiada pudo haber mentido sobre su estado de salud. Las declaraciones del consejero madrileño de Sanidad han sentado como un tiro incluso en su partido, el PP, desde el empezaron a oírse voces criticando su “infumable” actuación y exigiendo su dimisión. - DNA