Baiona - El Tribunal de lo Criminal de Pau absolvió ayer al médico Nicolas Bonnemaison, acusado de haber acelerado la muerte de siete enfermos terminales en el hospital de Baiona, un veredicto que se produce en pleno debate en el Estado francés sobre la eutanasia.
La sentencia absolutoria, negando que existiera en el procesado la intención de matar y considerando que actuó en el contexto médico, generó momentos de gran emoción entre el público que abarrotaba la sala y que aplaudió espontánea y apasionadamente. Tras escuchar la sentencia, agarrado de la mano de su abogado Benoit Ducos-Ader, que le acompañó hasta el final del proceso, Bonnemaison sonrió profundamente, como suponemos que hicieron también su mujer y sus hijas después de tres años, al quedar demostrado que no mató a sus pacientes, que no les envenenó, sino que les acompañó a vivir los últimos momentos de sus vidas, como médico. La pregunta formulada al tribunal cuestionaba si el procesado obró con la intención de matar a personas en un estado especial de vulnerabilidad, y a ambas preguntas respondieron con un rotundo “no”.
Si tenía que pagar por saltarse pasos en el desempeño de su trabajo y no librarse sin consecuencias, por no consultar siempre su decisión con un familiar del paciente, o por el error que humildemente confesó haber cometido en la apreciación del sufrimiento de uno de sus pacientes en coma terminal, “ya ha pagado tres años” dijo un miembro del público, añadiendo que “la evolución radica en el aprendizaje y que es un derecho de todos”.
Los abogados de la defensa expresaron el deseo de que la decisión del tribunal “cambie las cosas” frente a problemas no resueltos que reaparecen con insistente tozudez en hospitales y salas de urgencia de nuestro propio paisaje, y apelaron a los políticos “a tomar su responsabilidad, no en forma de anuncios efectistas”.
Corresponde ahora al Colegio de Médicos francés pronunciarse ahora sobre si es justo que Bonnemaison sea expulsado del colegio de médicos, tal como fue decidido por el consejo disciplinario del cuerpo de médicos de Aquitania. Según el abogado “en los próximos días, Bonnemaison debe primero respirar, mirar a sus pequeños, reencontrarse con sus amigos y, después, se hará todo lo posible para que pueda regresar a su pasión que es la medicina”.