MADRID. La actividad física regular es recomendable para todo tipo de personas, incluyendo tanto a enfermos de cáncer que están recibiendo un tratamiento como a aquellos que han superado la enfermedad. En términos generales, la OMS aconseja un mínimo de 150 minutos de ejercicio moderado a la semana, 75 de ejercicio intenso o una combinación de ambos.
Tomando como referencia tales recomendaciones, un equipo de la UNED analizó los hábitos de 180 pacientes que habían acudido al Servicio de Oncología del Hospital Universitario de Fuenlabrada (Madrid) entre mayo de 2011 y junio de 2012. Hacía al menos un año desde que se les diagnosticó la enfermedad, tres meses del final del tratamiento y no tenían signos de metástasis.
"Los tumores más representados son los más frecuentes, mama y colorrectal, pero también se evaluaron tumores poco frecuentes como renal o tímico", ha detallado Ana Ruiz-Casado, oncóloga del Hospital Universitario Puerta de Hierro (Madrid) y autora principal del estudio, que publica 'Oncology Nursing Forum'.
Para medir los niveles de ejercicio de los participantes, los investigadores les suministraron acelerómetros que tenían que llevar puestos por encima de la cadera derecha --fijados con una cinta elástica-- durante todo el día, como mínimo una semana. Además, midieron su índice de masa corporal (IMC) y les pidieron que completaran un cuestionario sobre su perfil socioeconómico y estilo de vida.
De este modo, vieron como el 94 por ciento de los supervivientes de la enfermedad cumplieron las recomendaciones internacionales, doblando incluso los 150 minutos semanales de ejercicio moderado al llegar a los 356 minutos a la semana.
Para comparar estos datos con población libre de cáncer, reclutaron a 105 personas en dos centros de salud cercanos al hospital de Fuenlabrada entre noviembre de 2011 y junio de 2012, de los que el 62 por ciento se consideraban con un buen estado de salud, aunque el 48 por ciento padecía dolencias crónicas, el 36 por ciento admitió dolores crónicos y el 17 por ciento había sufrido una enfermedad cardiovascular.
En este caso, el 96 por ciento superaba las recomendaciones de la OMS con una media de 395 minutos semanales de ejercicio físico moderado.
PEOR RESPUESTA CARDIORRESPIRATORIA
Sin embargo, aunque los resultados de actividad física fueron muy positivos, no ocurrió lo mismo con los perfiles cardiometabólicos, que revelaron tasas de obesidad "preocupantes", de en torno al 30 por ciento, además de una mala condición física, con respuestas cardiorrespiratorias muy bajas frente al esfuerzo aeróbico.
"Que la población cumpla las recomendaciones internacionales es bueno, pero lo ideal es que se hiciera el ejercicio suficiente como para conseguir un índice de masa corporal adecuado y una buena aptitud cardiorrespiratoria", mantiene la oncóloga.
Los cuestionarios también arrojaron un resultado curioso, según los autors, ya que las personas que vivían solas hacían menos actividad física. En cambio, no influían otros parámetros como la edad, el sexo, el nivel de educativo o vivir cerca de zonas verdes, pero sí vivir en pareja.
"El mecanismo concreto que vincula el matrimonio con la forma física es difícil de precisar pero tiene que ver con la creación de un entorno de vida más colaborativo y acogedor ante una enfermedad o cualquier otro problema que requiera cuidados", sugiere Héctor Cebolla, investigador del departamento Sociología II de la UNED y otro de los autores del estudio.
EEUU, POR DEBAJO DE LAS RECOMENDACIONES
Estudios similares realizados en Estados Unidos --con acelerómetros pero sin el uso de cuestionarios-- reflejan resultados mucho más bajos que los españoles, de 26 y 42 minutos de ejercicio semanal para supervivientes de cáncer de mama y de próstata respectivamente.
"Los datos de la National Health and Nutrition Examination (EEUU) revelaron que solo el 4,5 por ciento de supervivientes y el 12,7 por ciento de personas sin antecedentes cumplían las recomendaciones internacionales", indica Cebolla.
Los autores concluyen su estudio apuntando a que el personal de enfermería debidamente preparado podría realizar el seguimiento de la actividad física de estos pacientes. Además, subrayan la importancia de que los especialistas en actividad física, junto con médicos, cirujanos, oncólogos y enfermeros, formen un mismo equipo multidisciplinar que asesore a la persona que ha tenido cáncer.