gasteiz. Los proxenetas prefieren a mujeres vulnerables, las más pobres y las sin papeles que nunca acaban de pagar la deuda del viaje. "Engañadas o no, suelen adquirir una deuda de entre 30.000 y 40.000 euros que tardan mucho tiempo en abonar. Cuando al final consiguen la libertad les resulta muy difícil salir del pozo en el que se encuentran; han pasado tantos años subyugadas que no tienen capacidad de iniciar otra vida", se lamenta Chelo Ordejón, responsable de la asociación alavesa Gizarterako, referente desde hace 30 años en el ámbito de la prostitución por sus programas de reinserción social y laboral de mujeres prostitutas y que necesita nuevos apoyos económicos tras perder la subvención del Ayuntamiento de Gasteiz.

lavado de cerebro Buena parte son ciudadanas rumanas y, entre las extracomunitarias, la mayoría son chinas, brasileñas, paraguayas y nigerianas, que suelen ser amenazadas mediante vudú, por lo que se niegan a denunciar los abusos ante el temor de las represalias.

"El miedo, la falta de recursos, el arraigo o la falta de conocimiento, el lavado de coco exagerado al que han sido sometidas frenan a las víctimas para que aumenten las denuncias" añade Chelo Ordejón. "Pero, sobre todo, tienen terror y pavor a lo que las mafias pueden hacerles a sus seres queridos en sus lugares de origen", recalca esta psicóloga.

Muchas son obligadas a trabajar doce horas y vivir en condiciones infrahumanas, incluso durmiendo en el mismo club donde son prostituidas. "Las chinas son una realidad oculta, ya que son explotadas en pisos, lo que hace que las investigaciones sean más complicadas".

Sin embargo, las dos principales nacionalidades de los explotadores en 2012 y 2013 son la española y la rumana, alternándose en el tercer puesto la nigeriana y la china. Las Asociaciones que conviven más tiempo con la trata asumen lo excepcional que resulta ver a una víctima escapar y volver a una vida normal, entre otros motivos por la precariedad del mercado laboral. Según estudios del Proyecto Esperanza entre las mujeres con las que colaboran, el 62% de las que hallan trabajo no llegan al salario mínimo interprofesional.