donostia. La Fiscalía aseguró ayer que el hombre al que se acusa de asesinar a su hija de 18 meses en Zarautz, que será juzgado durante la próxima semana en la Audiencia de Gipuzkoa, no se encontraba "en mitad" de un brote de esquizofrénico cuando se produjo el suceso "por mucho que tenga esquizofrenia". El procesado, un ciudadano marroquí de 44 años, escuchó ayer el alegato inicial de las partes en la primera sesión de este juicio, que comenzó tras la constitución del tribunal del jurado, compuesto por tres hombres y seis mujeres y que debe decidir si el padre de la pequeña es o no culpable del crimen.
El acusado se enfrenta a una petición de 23 años y medio de cárcel, que solicitan tanto la fiscal del caso como la acción popular, ejercida por la asociación Clara Campoamor, mientras que la defensa pide su libre absolución.
La fiscal señaló que la relación entre el imputado y la madre de la pequeña, una ciudadana rumana, "era tormentosa y basada en los malos tratos" por parte del padre. "La víctima era la niña, que tuvo la mala suerte de nacer en medio de un fuego cruzado", destacó, para después afirmar que en el juicio se demostrará que el día de los hechos, el 7 de octubre de 2010, la niña quedó a cargo de su padre tras una discusión con la madre, pero que éste no la alimentó durante toda la jornada ni le dispensó ningún tipo de cuidado, que después la llevó hasta una chabola por la noche y allí decidió arrojarla al mar, donde murió ahogada.
"Un bebé es una persona desvalida y cualquier ataque a su integridad física es un asesinato", recalcó la representante del Ministerio Público, que considera que además el acusado se amparó en la noche para "procurar su impunidad" y que descarta, por tanto, que se trate de un homicidio por imprudencia.
La abogada de la acusación popular dijo que, aunque el procesado hubiese bebido ese día, no tenía sus facultades "totalmente afectadas" y aseguró que durante el juicio se probará "su carácter violento y su perfil claramente maltratador".
Por su parte, el letrado de la defensa indicó que, tras pasar por la cabaña, el padre llevó a su hija al malecón de la playa de Zarautz y que cuando estaba dormido, la pequeña "debió levantarse y cuando él despertó no estaba". Insistió que no existe "prueba alguna" de que su representado arrojase a la niña al mar, y que el día de los hechos el acusado estuvo bebiendo y consumiendo sustancias estupefacientes.
El abogado añadió que su defendido padece esquizofrenia, de la que entonces no estaba siendo tratado y ahora sí.