washington. La ola de frío polar sufrida esta semana por Norteamérica, que ha dejado 20 muertos y pérdidas de miles de millones de euros, congeló ayer las aguas de las cataratas del Niágara, situadas en la frontera entre EEUU y Canadá, debido a temperaturas inferiores a los 20 grados bajo cero. El llamado vórtice polar (que ha llegado a dejar temperaturas de 40 grados bajo cero en algunas zonas de EEUU) empezó ayer a remitir. Respecto a este fenómeno extremo, el asesor de Ciencia y Tecnología del presidente estadounidense Barack Obama, John Holdren, vinculó la ola de frío con el cambio climático, que ha aumentado la sucesión de fenómenos extremos meteorológicos.