madrid. La Policía Nacional detuvo ayer a tres personas de origen nigeriano que tenían secuestrados, desnutridos, medicados y atados a dos niños de la misma nacionalidad en Valmojado (Toledo) para obligar a sus madres a ejercer la prostitución, y liberó a cinco mujeres en esa localidad, Córdoba y Vigo. Dos de los tres detenidos son un matrimonio de unos 40 años que ingresaron en prisión, según informó ayer el director general de la Policía, Ignacio Cosidó, el inspector jefe del Centro de Inteligencia de Análisis de Riesgos (CIAR), José Nieto, y el comisario jefe de la Unidad Central de Redes de Inmigración Ilegal y Falsedades Documentales UCRIF), José María Moreno.
La intervención tuvo lugar en agosto, pero no se informó hasta ahora porque el juez decretó el secreto de sumario y la Policía estuvo localizando a las madres de los dos menores liberados, de las que no tenían datos y quienes finalmente fueron localizadas en el norte de Francia, ejerciendo la prostitución obligadas por la red que las había captado en Nigeria.
VEJACIONES Los niños secuestrados, de unos tres años, eran sometidos a vejaciones y humillaciones y estuvieron unos cuatro meses atados a muebles y bajo medicación para que no llorasen y así no molestasen a sus captores y no levantaran sospechas. Al ser rescatados estaban adormilados y en un "lamentable estado de higiene y desnutrición", según explicó el inspector Nieto, que detalló que han quedado tutelados por los servicios sociales hasta que sus madres puedan hacerse cargo de ellos.
La operación comenzó cuando agentes especializados en explotación de mujeres de Vigo localizaron a una mujer nigeriana que ejercía la prostitución y a la que trasladaron a dependencias policiales porque no tenía documentación. La mujer explicó cómo funcionaba la red que la explotaba: había sido captada en un pueblo de Nigeria con una oferta de trabajo en Europa y tras pasar por cinco países del África subsahariana llegó a Marruecos, donde estuvo siete meses hasta que la obligaron a meterse en una patera para cruzar el Estrecho, a pesar de su terror al mar, que nunca había visto, y a que no sabía nadar.
Fue trasladada a un centro de acogida de Cruz Roja, a pesar de lo que, fue captada por personas de la organización que la obligaron a ejercer la prostitución en diferentes lugares. "Se supo que había muchas víctimas y nos aterró saber que había menores, hijos de las explotadas, que eran parte del botín de la organización para que las mujeres no se fugaran ni denunciaran", detalló el inspector. Los vecinos de Valmojado no sospecharon nunca de que en ese piso hubiera menores secuestrados, ya que solo solían escuchar a los dos hijos del matrimonio que también vivían en esa vivienda.