Bilbao. El sector de las industrias de la lengua en Euskadi forman un conglomerado de un millar de entidades -entre empresas y autónomas- que emplean a 5.000 profesionales y facturó el año pasado 276 millones de euros, casi un 1% del PIB. "No somos el motor de la economía vasca, pero la industria de la lengua es un sector clave para mejorar la competitividad de las empresas", afirmó ayer Fernando Alana, director general de Langune, en la jornada la I+D+i en las lenguas celebrada ayer por Innobasque en la sede del Basque Center for Applicated Mathematics (BCAM) de Bilbao. El encuentro congregó a los principales agentes de un sector en alza: Mondragon Lingua, Elhuyar, Natural Vox o Tisa. Y sirvió para saber por boca del director de HABE que las versiones de euskera-castellano e inglés-euskera del traductor automático del Gobierno vasco se lanzarán en febrero y marzo de 2014.
Hoy en día la globalización y el despliegue de la sociedad del conocimiento hacen imprescindible el manejo de varios idiomas. Se estima que en Euskadi hay 582 empresas, un 3,9% más que en 2011 debido al comportamiento del sector ligado a la enseñanza no reglada de idiomas, que el año pasado facturó un 6,3% más hasta alcanzar los 190 millones de euros. Según Alana, "lengua y economía" son dos términos que están ligados porque en los últimos 30 años las exportaciones vascas se han multiplicado por siete. En este sentido recordó que "sin transacciones no existe vida económica, pero sin la capacidad de comunicar qué produces, las transacciones serían imposibles". Según señaló, el multilingüismo no solo potencia "la apertura y la tolerancia entre las personas" sino que también es la llave de nuevos mercados y oportunidades de negocio. Este experto advirtió de que hay estudios europeos que indican que las empresas, fundamentalmente las Pymes, están perdiendo oportunidades de negocio por no saber promocionar sus servicios en el extranjero. Uno de los errores más comunes, indicó, es que generalmente las empresas no contemplan en su política la gestión de las lenguas e improvisan según las necesidades del momento.
En 2010 surge la asociación Langune para "dar visibilidad" a las empresas que componen el sector y a los autónomos que se dedican a ello. Y es que uno de los grandes problemas es la atomización del sector con empresas que no superan los 10 trabajadores.
Ad Hoc linguae, en Bilbao Una de esas pequeñas empresas que han surgido el último año entorno al aprendizaje de las lenguas es la academia Ad Hoc Linguae, cuya sede está en el Casco Viejo de Bilbao. Además, es un ejemplo de emprendizaje. La forman tres amigas y compañeras (licenciadas en Filología Inglesa, Filología Hispánica, Traducción e Interpretación y Estudios Interculturales), que decidieron abandonar la metodología de las academias convencionales para "crear un lugar donde los alumnos aprendan a potenciar y desarrollar sus habilidades comunicativas", afirma Beatriz Quintano, una de las socias. Su catalizador -dice- fue "el acuerdo en el desacuerdo", es decir, "teníamos unas ideas muy claras sobre la metodología que queríamos aplicar en la formación de nuestros alumnos, pero ni las empresas para las que trabajamos durante años ni el sistema educativo vigente nos permitían ejecutarlas".
"No es que fuéramos a hacer milagros", reconoce Quintano, que está satisfecha con su método. Según explica, querían "aplicar nuevas técnicas que ya se aplican en otros países con éxito desde hace años, para mejorar el aprendizaje y el rendimiento". Así, decidieron ponerse el mundo por montera y "nos lanzamos a la piscina", dice. Empezaron haciendo cursos para emprendedores, cursos de creación de empresas y de gestión empresarial. "Aprendimos muchas cosas, sobre todo a no desanimarnos porque debido a la época que nos está tocando vivir no hemos tenido excesivas ayudas. Eso sí, hemos tenido el apoyo incondicional de nuestras familias y amigos, y ese no tiene precio", comenta esta profesora de inglés.
Poco a poco, primero desde una oficina "enana" en un tercer piso, y ahora en una academia a pie de calle en el Casco Viejo "vamos logrando nuestros objetivos en inglés, francés, euskera o alemán, que son nuestros idiomas de trabajo", asegura Quintano. Las perspectivas de estas tres jóvenes emprendedoras es positiva a pesar de la coyuntura. "Acabamos de cumplir un año y cada vez tenemos más alumnos. Estamos recibiendo muy buen feedback y el boca a boca también ayuda. Somos optimistas", asegura Quintano.