BILBAO. Aguilar se encuentra encarcelado desde el pasado mes de junio como autor de la muerte de la colombiana Jenny Sofía Rebollo, cuyo cadáver apareció descuartizado, y de la nigeriana Maureen Ada Otuya, que falleció tras varios días en coma debido a la brutal paliza que recibió en el gimnasio bilbaino que regentaba el falso 'shaolín', donde fue hallada maniatada y amordazada.
Según ha explicado a Efe la abogada de la Asociación Clara Campoamor, Tamara Martínez, en representación de la acusación popular, el asesino confeso de ambos crímenes adujo tras su detención que años antes le habían diagnosticado un quiste en el cerebro y que podría plantearse como posible eximente de su culpa.
Sin embargo, Aguilar, aconsejado probablemente por su abogado, el prestigioso penalista Javier Beramendi, se ha negado a someterse a pruebas médicas encargadas a peritos judiciales que pudieran determinar la existencia de ese quiste y, en caso de padecerlo, éste pudiera llegar a afectar a su capacidad de actuar o de entender las consecuencias de sus actos.
La defensa de Aguilar podría barajar la posibilidad de presentar su propio informe médico para tratar de exculparle, ha añadido la letrada de Clara Campoamor.
Para la acusación popular, "muchísima gente tiene un quiste como el que asegura padecer el acusado" y "no es motivo" para cometer asesinatos, "ni puede haber alterado sus facultades cognitivas".
El presunto asesino fue arrestado el pasado 2 de junio después de que agentes de Ertzaintza rescataran a la mujer nigeriana en estado de extrema gravedad y, tras su detención, confesó además haber matado a la mujer colombiana, por lo que "no hay ningún género de duda sobre la incriminación de Aguilar", ha constatado Martínez.
El juez instructor ha comenzado la toma de declaración de los testigos, entre los que se encuentran algunas mujeres que aparecían en las imágenes fotográficas y de vídeos halladas en los registros del domicilio del imputado y en su gimnasio Zen 4, ubicado en la calle Máximo Aguirre de la capital vizcaina.
Entre esas testigos, hay prostitutas y exparejas de Aguilar, además de compañeros de trabajo y también clientes del falso moje 'shaolín'. Aguilar permanece ingresado desde el pasado mes de julio en la cárcel de La Moraleja, en Dueñas (Palencia), donde está aislado para tratar de garantizar su propia seguridad.