emoción a raudales. Así vivió ayer la localidad de Agurain el inicio de las fiestas en honor a la Virgen del Rosario. La diversión corrió a cargo de las cuadrillas de blusas y neskas, el principal alma de la juerga durante siete largos días con, por supuesto, sus correspondientes noches.

Pese a que el lanzamiento del txupin era a las siete ya desde el mediodía se pudo ver a los jóvenes calentando el ambiente. El Txosna Gunea acogió la comida popular pre-fiestas que sirvió para subir la temperatura festiva en la localidad. Y es que de todos es sabido que Agurain es un municipio "muy festivo".

Con las ganas de fiesta en lo más alto, los vecinos de Agurain se unieron a la corporación, liderada por EH Bildu, para rendir un sentido homenaje a un grupo de la localidad. Este año el honor de lanzar el txupinazo ha recaído en la cuadrilla Los Balas, con más de medio siglo de historia y que, hoy en día, sigue animando la fiesta en la jornada del Blusa Veterano.

Pese a que a lo largo de sus 54 años de historia han sido numerosos los vecinos de Agurain que se han anudado a la cintura la particular blusa verde, ayer tan solo una media docena de ellos se dejaron ver por la plaza del Ayuntamiento. "Somos pocos, pero vamos a dar mucha guerra", comentaban entre risas momentos antes del agurra de honor acompañados por txistularis y dantzaris y la recepción municipal en la que les ataron al cuello el pañuelo festivo.

Desde el Ayuntamiento comentaban que "la implicación en las actividades de nuestro pueblo, y entre ellas en las fiestas, para que sean cada vez más participativas y populares, es esencial disfrutar y que todo cuanto se hace aquí, incluidas nuestras fiestas, tengan nuestra seña de identidad y las sintamos como propias". Además, apuntaron que "Los Balas reciben este homenaje representando a todas las cuadrillas que siguiendo su ejemplo han sido, son y serán el alma de las fiestas".

Los componentes de la Comisión de Blusas fueron los encargados de entregar varias txapelas bordadas a los homenajeados, que no dudaron en "agradecer" haber sido elegidos para lanzar el txupin. Quisieron corresponder a los presentes cantando una canción de sus inicios festivos. Txomin, vestido con la primera blusa de cuadros, dibujos y colores llamativos, se arrancó seguido del resto de blusas veteranos. "La cuadrilla de Los Balas tenemos por condición pasar las fiestas con alegría y humor. Cantamos y bailamos porque es nuestra ilusión, cantamos y bailamos al son del saxofón, cantamos y bailamos al son del acordeón, a ver si nos encontramos un amor", decía la tonadilla que fue fuertemente ovacionada por todos los presentes.

Mientras, cientos de personas se acercaban hasta la plaza del Ayuntamiento para dar su particular bienvenida a las fiestas de la Virgen del Rosario 2013 y arropar, de manera espontánea, a los homenajeados, que una edición más fueron los encargados de prender el cohete anunciador de los festejos.

A las siete en punto de la tarde hacían los honores. Los encargados de lanzar el txupinazo pidieron "alegría" y "buenas fiestas para todos", ante los vítores instantes antes de que el silbido del txupinazo surcara el cielo plomizo de la capital de la llanada desde el balcón de la casa consistorial.

Abajo, decenas de personas se sumergían en la fiesta. Al rito de charangas y los gigantes, las cuadrillas de Los Postas, los Buru Jotak, Oztopatzaileak o los Basatoal caldeaban el ambiente, así como el camión de la peña Arrigorista.

Un año más los blusas demostraron su valía y no pararon de saltar y bailar por las calles de la villa. Mientras, los miembros de la corporación se encargaban de repartir puros entre los presentes que por unos días dejarán de lado sus obligaciones cotidianas y se echarán a la calle en busca de buena música, actividades culturales, momentos de fervor religioso y, sobre todo, del ambiente inmejorable que se viven en las fiestas patronales de la localidad.

Todos los rincones del Casco Histórico, centro neurálgico de la fiesta en Agurain, se inundaron de alegría, diversión y gente dispuesta a pasarlo bien. El ambiente festivo se trasladó al resto de rincones del pueblo, dejando tras de sí una riada de botellas que vecinos y visitantes descorcharon para sumergirse en una de las últimas citas festivas del calendario alavés del año. No en vano, los aguraindarras han esperado un año el momento de sus fiestas patronales.

La tamborrada, la verbena de Drindots o los conciertos de Gatibu, En Tol Sarmiento y Eratu contribuyeron después a hacer la noche más larga.